Mujer notable, la primera telegrafista graduada en México

Mujer notable, la primera telegrafista graduada en México

En una época donde las mujeres tenían como destino la vida doméstica al lado de los padres o los esposos, Luz Bonequi, oriunda del estado de Oaxaca, rompió estos estrechos límites en pleno siglo XIX al tomar la decisión de viajar a la lejana ciudad de México para estudiar telegrafía, uno de los ramos de las comunicaciones en pleno auge en la nación y el mundo.

Nacida el 18 de abril de 1857, Luz tuvo el privilegio de recibir instrucción primaria de profesores particulares, ya que entonces el Estado mexicano no impartía enseñanza obligatoria a menores de entre 6 y 12 años.1 Si bien, la educación era considerada como una vía para impulsar el progreso del país, el gobierno federal no contaba con recursos ni maestros suficientes para abatir el analfabetismo que afectaba a más del 80% de los mexicanos.

La educación recibida por las niñas y jóvenes mexicanas en la segunda mitad del siglo XIX, no las formaba profesionalmente, pero sí las instruía para la vida familiar e inculcar en los hijos el ”amor a la Patria, el trabajo y el estudio”. También debían observar actitudes como la obediencia, caridad, respeto a los mayores y evitar vicios. Fotos recuperadas del libro: Maestras urbanas y rurales, siglos XIX y XX.
La educación recibida por las niñas y jóvenes mexicanas en la segunda mitad del siglo XIX, no las formaba profesionalmente, pero sí las instruía para la vida familiar e inculcar en los hijos el ”amor a la Patria, el trabajo y el estudio”. También debían observar actitudes como la obediencia, caridad, respeto a los mayores y evitar vicios. Fotos recuperadas del libro: Maestras urbanas y rurales, siglos XIX y XX.

Con el triunfo de la República, se amplió el horizonte educativo en México, ya que la instrucción primaria fue declarada obligatoria

Al triunfo de la República en 1867 este panorama cambió y Luz Bonequi, al igual que otras niñas de su tiempo ampliaron su horizonte educativo gracias a que pudieron acceder a cursos distintos a los de dibujo, en la Academia de San Carlos, o las clases de música en el Conservatorio. A pesar de este avance, las mexicanas siguieron padeciendo limitaciones en cuanto a sus oportunidades intelectuales y laborales, ya que hacia la última década del siglo XIX, buena parte de ellas sólo se desempeñaban en el mundo de las artes, la enseñanza de idiomas y algunos oficios.

Las bellas artes en la Academia de San Carlos y en el Conservatorio Nacional de Música se convirtieron en las escasas opciones formativas a las que podían acceder las mexicanas decimonónicas.
Las bellas artes en la Academia de San Carlos y en el Conservatorio Nacional de Música se convirtieron en las escasas opciones formativas a las que podían acceder las mexicanas decimonónicas.

La incursión de las mujeres en los estudios profesionales, oficios y trabajos experimentó un proceso lento, pero sostenido. Evidencia de ello es que hasta la primera década del siglo XX, su presencia en diversas actividades fue una excepción y no la regla. Fotos recuperadas del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.
La incursión de las mujeres en los estudios profesionales, oficios y trabajos experimentó un proceso lento, pero sostenido. Evidencia de ello es que hasta la primera década del siglo XX, su presencia en diversas actividades fue una excepción y no la regla. Fotos recuperadas del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.

Aunque varios oficios estaban vedados para las mujeres, Luz Bonequi decidió estudiar Telegrafía

En este contexto, la determinación de Luz por estudiar Telegrafía se volvió en todo un desafío personal, familiar2 y social, pues entre sus mayores obstáculos estuvo el de vencer la resistencia y la negativa de las autoridades de la Escuela Nacional Preparatoria a admitirla como estudiante de una profesión impartida exclusivamente a hombres3. Con todo, a los 25 años de edad, la oaxaqueña logró convertirse en la primera mujer en tomar lecciones tan especializadas como Electricidad, Magnetismo y Electromagnetismo, Química, Sistemas de Telegrafía, Construcción y Mantenimiento de Líneas telegráficas, Leyes de las corrientes y su aplicación en los circuitos simples y, desde luego, el lenguaje y práctica del Código Morse.

Desde su aparición en el escenario de las comunicaciones, la Telegrafía fue una actividad esencial para el Estado mexicano. Por ello, la formación de telegrafistas se convirtió en una prioridad, así como dotarlos de profesores, tratados, opúsculos, manuales y libros especializados en la materia.
Desde su aparición en el escenario de las comunicaciones, la Telegrafía fue una actividad esencial para el Estado mexicano. Por ello, la formación de telegrafistas se convirtió en una prioridad, así como dotarlos de profesores, tratados, opúsculos, manuales y libros especializados en la materia.

Por la importancia de la Telegrafía, la Escuela Nacional Preparatoria la incluyó en su oferta académica, pues el tipo  y especialización de los conocimientos, exigía el aprendizaje de matemáticas, física, nociones de electricidad y electromagnetismo. Foto recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.
Por la importancia de la Telegrafía, la Escuela Nacional Preparatoria la incluyó en su oferta académica, pues el tipo y especialización de los conocimientos, exigía el aprendizaje de matemáticas, física, nociones de electricidad y electromagnetismo. Foto recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.

Tras graduarse, Luz Bonequi ingresó como escribiente en la Oficina Central de Telégrafos

Atenazada por la idea de “bastarse a sí misma y forjarse un porvenir”, Luz se dedicó con ahínco y de forma sobresaliente a su carrera, consiguiendo presentar éxitosamente su examen y graduarse como telegrafista en 1885, para tan sólo unos meses después, ingresar a trabajar en la Oficina Central de Telégrafos como escribiente de la 4ª. sección.

De la mano de la SCOP, en la década de cierre del siglo XIX, la sociedad mexicana vivió una verdadera revolución en las comunicaciones y los transportes, pues el telégrafo y el ferrocarril prometieron abrir las puertas del progreso y el mundo civilizado. Foto recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.
De la mano de la SCOP, en la década de cierre del siglo XIX, la sociedad mexicana vivió una verdadera revolución en las comunicaciones y los transportes, pues el telégrafo y el ferrocarril prometieron abrir las puertas del progreso y el mundo civilizado. Foto recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.

La SCOP impulsó la era dorada del servicio telegráfico nacional al comunicar con rapidez estados y regiones

La revolución de las comunicaciones a finales de la era decimonónica, propició que la telegrafía impactara económica, social y territorialmente a México que, en el periodo 1888-1898 experimentó un crecimiento significativo en la red telegráfica a lo largo y ancho de toda la República. Este esfuerzo por consolidar el servicio telegráfico nacional, tuvo además una época de oro, cuando por decreto presidencial fue creada la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, principal responsable de extender y fortalecer la telegrafía con el fin de integrar el territorio, vigilar y mantener el control de estados y municipios, favorecer las inversiones en diversas industrias (minería, petróleo, ferrocarriles, particularmente) y, sobre todo, comunicar con rapidez a los estados y regiones, tanto nacionales como internacionales. Por ello, estudiar y dedicarse a la telegrafía adquirió un enorme valor en el periodo de entresiglos, momento en que se privilegió la formación de nuevas generaciones de telegrafistas.

Desde la mitad del siglo XIX hasta los albores del XX, el oficio de telegrafista fue casi exclusivamente masculino, por lo que el crecimiento en el número de alumnos matriculados impulsó la creación de la Escuela de Telegrafía, la cual representó un avance notable en la consolidación del telégrafo como servicio esencial para la nación.
Desde la mitad del siglo XIX hasta los albores del XX, el oficio de telegrafista fue casi exclusivamente masculino, por lo que el crecimiento en el número de alumnos matriculados impulsó la creación de la Escuela de Telegrafía, la cual representó un avance notable en la consolidación del telégrafo como servicio esencial para la nación.

Luz Bonequi impartió clases de Telegrafía Teórica y fue Agente del Gobierno en la Compañía Telegráfica Mexicana

Si bien, la división entre géneros postergó por años la incorporación de las mujeres al estudio y ejercicio de ciertas actividades y oficios, mexicanas como Luz Bonequi muy temprano fueron conscientes de que existían otras formas de ser “útil a su familia y a su país”4, por lo que continuaron luchando para transformar su realidad. Para esta mujer notable, dar el siguiente paso implicó compartir sus conocimientos y experiencia en la Escuela Normal de Maestras5, establecimiento donde a partir de 1889, dictó la clase de Telegrafía Teórica. Por largo tiempo, la primera telegrafista graduada en México, no detuvo su ascenso ni contribuciones a la profesión que se empeñó en estudiar, pues el presidente Porfirio Díaz la nombró Agente del Gobierno, en la Compañía Telegráfica Mexicana.

“Servir a México y a sus familias” mediante la educación y el trabajo fue uno de los principios que rigió la vida de numerosas mujeres mexicanas en el periodo de entresiglos, por lo que incrementaron su presencia y número en todos los ámbitos de la vida intelectual, social y económica. Fotos recuperadas del libro 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.
“Servir a México y a sus familias” mediante la educación y el trabajo fue uno de los principios que rigió la vida de numerosas mujeres mexicanas en el periodo de entresiglos, por lo que incrementaron su presencia y número en todos los ámbitos de la vida intelectual, social y económica. Fotos recuperadas del libro 1910: La Universidad Nacional y el Barrio Universitario.

 

 

 

 

REFERENCIAS

1 Cabe anotar que fue hasta 1888 cuando se promulgó la Ley de Instrucción Obligatoria para la enseñanza elemental para niños de 6 a 12 años, en establecimientos oficiales o particulares del Distrito Federal y territorios. El espíritu de la Ley fue llevar instrucción a las grandes poblaciones, villorrios, haciendas, campo y pueblos indígenas, debido al gran analfabetismo y a la escasa asistencia escolar que provocaba que sólo 41 estudiantes en un millar, se presentara a tomar lecciones en las escuelas. En Dorothy Tanck, La educación en México, pp. 136-137.
2 Luz tardó en plantear a su familia, el deseo de estudiar un oficio vedado para mujeres y cuando “[…] por fin atrevióse a hablar… con sus padres, y, convenciéndolos unas veces, rogándoles otras, consiguió que le permitiesen marchar a México, recomendada con parientes y amigos de la mayor confianza, para emprender los estudios de telegrafía, carrera en que se había fijado.” En Laureana Wright, Mujeres notables, p. 468.
3 Después de entrevistarse con las autoridades preparatorianas, quienes le dijeron “que era impropio el ingreso de señoritas” a una escuela para hombres, Luz acudió a Ignacio Mariscal, quien además de ser cercano a sus padres, era el Ministro de Relaciones Exteriores y Jefe del Gabinete de Porfirio Díaz. Persuadido por la petición de ayuda de la joven Bonequi, pero animado por un pensamiento progresista sobre el desarrollo intelectual y profesional de las mujeres, el secretario escribió una recomendación al profesor y director de la ENP, Alfonso Herrera, quien enseguida gestionó con el claustro de profesores, la inscripción de Luz en la carrera que solicitaba.
4 Mostrando solidaridad fraternal y de género, con sus ingresos, Luz Bonequi hizo traer a la capital a su hermana Josefina para “patrocinar” sus estudios en Inglés y Teneduría de libros, ya que su aspiración era seguir la carrera de Comercio.
5 Desde el triunfo de la República y, después, durante el Porfiriato, el magisterio se consideró como una carrera propia de mujeres, convirtiéndola en una de las escasas opciones profesionales para ellas. Por ejemplo, Justo Sierra llegó a argumentar que las mujeres se inclinaban “por instinto” a la educación, así como al cuidado material y moral de los niños. Algunos estados como Oaxaca fueron particularmente “benévolos” con las mujeres que solicitaban becas para realizar estudios, pues desde su perspectiva no había “razón para seguir dando preferencia a los candidatos hombres con perjuicio de las señoritas que tenían el mismo derecho a la protección del estado.” En La educación en México, p. 135.
 
FUENTES CONSULTADAS:
-Mílada Bazant, Historia de la educación durante el Porfiriato, México, El Colegio de México, 7ª. Reimpresión, 2014.
-Carlos Islas Bustamante, Tratado Elemental de Telegrafía Práctica. Colección de Apuntes, México, José Ma. Sandoval Imprenta, 1884.
-M. A. Romain, Nouveau Manuel Complet de la Télégraphie Électrique et de ses Applications, París, Librairie Encyclopédique de Roret, 1882.
-Dorothy Tanck (coord.)., La educación en México, México, El Colegio de México, 2010.
-Laureana Wright, Mujeres Notables Mexicanas, México, Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1910.

 

Portada: “Bastarse a sí misma y forjarse un porvenir” fue el principio que rigió la vida profesional de Luz Bonequi.