EL AUTOTRANSPORTE EN MÉXICO, A FINES DEL SIGLO XX
El autotransporte es un sistema estratégico que, además de mover personas y mercancías, activa la economía, conecta al país, y contribuye directamente al desarrollo nacional y a la integración social. Son varios factores los que hacen del autotransporte un sector relevante en el campo de las comunicaciones.
Se ha convertido en un motor de la economía nacional al conectar las zonas productivas con los centros de consumo, puertos, aduanas y fronteras. Se afirma que el 56.8% de la carga terrestre nacional se mueve actualmente por el autotransporte,1 contribuyendo así con un buen porcentaje (77%) al producto interno bruto (PIB) correspondiente al sector transportes, correos y almacenamiento. Como generador de empleo basta mencionar los 2.3 millones de empleos2 directos (conductores, operadores logísticos, administrativos, etc.) e indirectos (talleres mecánicos, paradores, seguros, etc.) que se crean alrededor del autotransporte.
El autotransporte federal mueve el 56.8% de la carga terrestre nacional y genera 2.3 millones de empleos

El 67% del intercambio comercial entre México y Estados Unidos de América se realiza por autotransporte
El autotransporte comunica a aquellas regiones o zonas rurales y marginadas de difícil acceso, integrándolas a las redes económicas y de servicios. Por otra parte, da gran impulso al turismo y comercio regional, y al abasto de víveres y mercancías. En casos de emergencia -como lo fue la pandemia del Covid-19, y los desastres naturales- su capacidad de respuesta es inmediata.

Su participación en el comercio exterior es fundamental, ya que facilita el cruce fronterizo con Estados Unidos y Centroamérica. La ubicación de México es estratégica pues se aprovecha como un Hub logístico (centro o punto de conexión) a nivel continental. Aproximadamente, el 67% del intercambio comercial entre México y Estados Unidos de América se realiza por autotransporte.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el autotransporte es considerado el principal modo de transporte del país, ya que permite el desplazamiento y el traslado de personas, bienes y mercancías permanentemente. En 2024, transportó 3,824 millones de pasajeros y movilizó 572 millones de toneladas de mercancías.3
EN VÍSPERAS DEL AÑO 2000

El marco jurídico y regulatorio del autotransporte no estimulaba la calidad y seguridad de los servicios
En los últimos años del siglo XX (1994-2000) la Secretaría de Comunicaciones y Transportes realizó un diagnóstico profundo sobre la situación del autotransporte en nuestro país.4 En ese entonces la calidad y seguridad de sus servicios exhibían un deterioro gradual, las finanzas de los prestadores de ese servicio se debilitaron. La antigüedad de la flota vehicular -10 años en el transporte de pasaje y turismo, y 15 años en el de carga-.
La alta incidencia de accidentes carreteros debida a la deficiente capacitación recibida por los operadores, y a las condiciones precarias físico-mecánicas de las unidades, así como a las malas condiciones de las carreteras, fueron los motivos principales de este deterioro.
Más allá de estos factores, el problema fundamental era el marco jurídico y regulatorio que no garantizaba condiciones de competencia equitativa, ni estimulaba la calidad y seguridad de los servicios; se necesitó entonces una revisión exhaustiva de su contenido.
NUEVA ESTRATEGIA
La SCT puso en marcha una estrategia con dos grandes vertientes: una de corto plazo, enfocada a superar los problemas coyunturales; y otra, de mediano a largo plazo, orientada a elevar la competitividad del autotransporte y a garantizar su sano desarrollo; ambas, con particularidades propias para las ramas de carga y pasaje.
La estrategia de la SCT posibilitó notables mejorías para el autotransporte federal
Por su parte, el gobierno federal otorgó diversos apoyos financieros y fiscales a los transportistas e instrumentó programas para la renovación de la flota vehicular con la concurrencia de la banca comercial y los propios transportistas. El marco jurídico y normativo fue modernizado y consolidado al implementarse reformas y adiciones tanto al Reglamento de Tránsito en Carreteras Federales, como al de Autotransporte Federal y Servicios Auxiliares, al de Peso y Dimensiones de los Vehículos, y, por último, al de Materiales y Residuos Peligrosos.
Para conformar un padrón nacional de vehículos y cerrar espacios a la operación irregular del transporte que permitió combatir la competencia desleal, se instrumentó el Programa de Regularización Integral del Autotransporte, mediante un esquema de reemplacamiento y sistemas modernos de información.
RESULTADOS

Gracias a la modernización de su marco jurídico y normativo el autotransporte federal obtuvo notables resultados
El autotransporte superó gradualmente las dificultades financieras de los transportistas. La flota vehicular creció casi un 20%, y el tráfico de carga y pasajeros aumentó respectivamente a tasas del 15.6% y 20.3% en comparación con el sexenio anterior (1986-1994). La industria comenzó a recuperarse y las nuevas unidades de transporte coadyuvaron a mejorar la seguridad y salvaguardar el medio ambiente.
El moderno marco jurídico y normativo realizó la regulación necesaria para lograr una operación segura, eficiente y acorde con la infraestructura del país. En este marco fueron simplificados los trámites para que los transportistas estuvieran sujetos a normas claras y al abrigo de una competencia equitativa y de responsabilidades bien definidas, tanto para ellos como para las autoridades.
Gracias a la puesta en marcha del Sistema Integral de Información del Autotransporte Federal y del proceso de simplificación administrativa, los trámites se agilizaron y la relación autoridad-auto transportista fue más transparente y menos expuesta a actos de corrupción.
Como resultado de estas reformas, los usuarios fueron los principales beneficiarios. No solo recibieron servicios de mayor calidad y seguridad, sino también enfrentaron precios más accesibles.