La antigua Aduana de Tampico
¡El mar, el mar!
Dentro de mí lo siento.
Ya sólo de pensar
en él, tan mío,
tiene un sabor de sal mi pensamiento.
José Gorostiza
Uno de los puertos marítimos más importantes de México es sin duda el de Tampico, palabra de origen huasteco que significa “lugar de nutrias o perros de agua”. Se ubica en la margen norte del anchuroso río Pánuco, en el extremo sureste del estado de Tamaulipas.
Su presencia en nuestra historia data de 1827 cuando se estableció su primera aduana para recibir embarcaciones de gran calado. Dos años después, se libró en sus inmediaciones la batalla final contra los españoles que ansiaban recuperar México después de que nuestro país obtuvo su libertad.
En la segunda mitad del siglo XIX el puerto de Tampico empezó a mostrar cierto auge comercial gracias a las diversas obras que experimentó: canal de acceso, su primer muelle (1870), diques, escolleras y dragado (1889); tres almacenes y cuatro muelles más de 145 metros cada uno (1903). Con estos elementos se hizo necesaria la construcción de un edificio digno que alojara a la Aduana de Tampico, y que enviara al mundo una señal de fortaleza y confianza económica. El Porfiriato lo hizo posible.
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Se dice que doña Carmen Romero Rubio –tamaulipeca de origen- persuadió al general Díaz de construir la Aduana del lado de Tamaulipas, en vez de la recomendación que le habían hecho de levantarla del lado del estado vecino: Veracruz
La obra –conocida originalmente como Receptoría Marítima- comenzó en 1896. El inmueble resultó un extraordinario ejemplo más de la arquitectura oficial que se dio en la etapa del Porfiriato; el general Francisco Z. Mena dirigía entonces la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.
Se dice que doña Carmen Romero Rubio –tamaulipeca de origen- persuadió al general Díaz de construir la Aduana del lado de Tamaulipas, en vez de la recomendación que le habían hecho de levantarla del lado del estado vecino: Veracruz.1
Don Porfirio encargó los planos a la Compañía del Ferrocarril Central y él mismo eligió el diseño en estilo inglés, así lo reflejan sus fachadas revestidas con sólidos tabiques ingleses; de Francia llegaron tanto las esbeltas y elegantes columnas metálicas como el precioso encaje de la herrería forjada de sus ventanas y barandales; y de Luisiana, Estados Unidos, las ventanas, puertas y otros elementos fabricados en finas maderas. Grandes círculos formados por tiras de bronces se incrustaban en sus pisos de granito pulido.2 El toque nacionalista no podía faltar al emplearse cantera rosa procedente de la población de El Abra, en Ciudad Valles, San Luis Potosí.3
Por más de un siglo este relevante inmueble, inaugurado el 16 de octubre de 1902, llevó el control fiscal y físico de las entradas y salidas de numerosos productos, que pasaron por las instalaciones del puerto de Tampico. Cabe mencionar que un mes después, el 20 de noviembre de ese mismo año, se inauguró el nuevo muelle de Tampico.
Las facilidades que ofrecía el nuevo muelle para la carga y descarga de los buques haría que Tampico alcanzara en poco tiempo un alto grado de prosperidad.
En 2004 fue inaugurado en la planta baja del edificio de la Aduana, el Museo La Victoria de Tampico 1829 tras un trabajo de restauración integral digno, que permite asegurar una larga vida a este notable e histórico inmueble.