Llegó el Tren
Durante la primera mitad del siglo XIX el transporte mundial recibió un poderoso impulso: la invención de la locomotora. Los vagones, antes jalados por mulas o caballos, podían ahora ser tirados sobre rieles por una máquina de vapor. La primera línea férrea en el mundo se puso en marcha el 15 de abril de 1830, para cubrir la ruta Liverpool-Manchester, en Inglaterra. En México, la historia del ferrocarril inicia en 1837, cuando el general Anastasio Bustamante, presidente de la República, otorga a un comerciante del Puerto de Veracruz: “privilegio exclusivo para establecer un camino de fierro desde el puerto hasta la capital…”.
Cinco años después, Antonio López de Santa Anna promueve la construcción de una vía que, partiendo de aquel puerto, llegara hasta el río San Juan. En estos trabajos participaron ingenieros nacionales en colaboración con técnicos europeos; el hierro fue importado de Inglaterra y la madera para los durmientes de Luisiana. Hacia 1850 se habían tendido 11.5 kilómetros del tramo Veracruz-El Molino. “La Veracruzana”, locomotora de fabricación belga, lo transitó por primera vez el 16 de septiembre de ese año.
Por fin, durante la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada se completa e inaugura la línea México-Veracruz, cuyo primer viaje llegó al puerto en punto de las 20 horas del 2 de enero de 1873, habiendo recorrido un total de 423.5 kilómetros. Don Guillermo Prieto, ministro de hacienda en el gobierno de Juárez, diputado federal y viajero frecuente en ferrocarril exaltaría las ventajas de este medio en su poema El tren de vapor:
De los poco más de 26 mil kilómetros de vías con que cuenta la actual red ferroviaria nacional, 19 mil se construyeron durante el porfiriato
Por su parte, López Velarde en Suave Patria se refiere al ferrocarril en los versos siguientes:
De los poco más de 26 mil kilómetros de vías con que cuenta la actual red ferroviaria nacional, 19 mil se construyeron durante el porfiriato, que vio surgir la compañía Ferrocarriles Nacionales de México con una participación gubernamental de 51% en el capital social y 8,343 kilómetros de vías.
En 1937, el presidente Cárdenas, mediante decreto del 23 de junio, estableció una compañía pública: Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), propietaria de la totalidad del sistema de transporte ferroviario nacional, cuya reestructuración, iniciada en 1988, permitió siete años después la concesión de la red ferroviaria a empresas particulares entre las que destacan: Ferrocarril Mexicano (FERROMEX), Kansas City Southern de México (KCSM), Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec y el Ferrocarril Suburbano que corre de Buenavista a Cuautitlán.