CINE MUDO SOBRE RIELES
“El Tren Fantasma es un vertiginoso relato de acción…
Esas persecuciones arriba del tren ‘El Mexicano’ son fabulosas”.
Rafael Aviña | Investigador, crítico cinematográfico y escritor.
Ver cine mudo es como asistir a un ritual antiguo, donde la imagen lo dice todo y el silencio habla más fuerte que las palabras. No hay diálogos audibles, no hay efectos sonoros digitales que acentúen las emociones. Solo hay rostros que se abren como páginas, gestos exagerados que gritan sin voz, y una música —en vivo o añadida después— que actúa como el pulso emocional de cada escena.
El tren “El Mexicano” quedó registrado como el gran protagonista del cine mudo de nuestro país
Con todas estas características que se logran bajo el pretexto y la magia del silencio, el tren El Mexicano quedó registrado como el gran protagonista del cine mudo de nuestro país.

“El tren fantasma” es uno de los pocos largometrajes que se conservan del cine silente mexicano
Filmada en Orizaba, Veracruz, a finales de 1926, El tren fantasma es uno de los pocos largometrajes que se conservan del cine silente mexicano, gracias a la recuperación y restauración de la cinta que realizó la Filmoteca de la UNAM —en el marco de su 55 aniversario—, en colaboración con la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. La versión digitalizada conserva el grano de la película, los saltos en el metraje, la textura misma del celuloide proyectado, que contribuyen a la sensación de estar presenciando algo remoto y valioso a la vez.
“El Mexicano” se convierte en el eje narrativo y visual de una disputa amorosa rodeada de aventura y acción
En esta historia, que nos cuenta magistralmente el cineasta Gabriel García Moreno, el famoso ferrocarril El Mexicano se convierte en el eje narrativo y visual de una disputa amorosa rodeada de aventura y acción en la que se viven raptos, persecuciones y peleas a puño, en medio de vías, túneles, puentes, máquinas de vapor y eléctricas, vagones, y postes para cables. El tren fantasma es el retrato de una época de esplendor y desarrollo para el sureste del país.

El ingeniero ferroviario Adolfo Mariel, interpretado por el actor Carlos Villatoro[1], es un hombre de principios, dedicado a garantizar la seguridad de los trenes que atraviesan la región. Sin embargo, su labor se ve amenazada cuando una banda de forajidos, liderada por “El Rubí”, trama un sabotaje para controlar las vías y hundir en el caos a la compañía ferroviaria. Entre sombras y maquinaciones, Adolfo se convierte en el único capaz de frustrar sus planes, arriesgando su vida en una serie de persecuciones vertiginosas sobre los vagones en marcha.
En la sinopsis argumental de la película, resguardada en el Archivo General de la Nación, se registra:
“A Orizaba llega comisionado por la Superintendencia el ingeniero Adolfo Mariel, quien trae instrucciones de informar sobre las irregularidades que de un tiempo a esta parte se han venido observando entre ciertos elementos indignos del ferrocarril. Elena del Bosque en compañía de su padre y Paco Mendoza lo han esperado en el andén de la estación…”

El director de la película contó con todo el apoyo gubernamental y de la empresa ferroviaria para usar las vías y trenes del Ferrocarril Mexicano como escenario
Apenas llegaba la electricidad a la vía México-Veracruz, la primera línea de tren en México, cuando el director de la película contó con todo el apoyo gubernamental y de la empresa ferroviaria para usar como escenario la recién inaugurada máquina eléctrica que llevaba el Ferrocarril Mexicano de Esperanza (Puebla) a Orizaba (Veracruz), atravesando las famosas cumbres de Acultzingo y de Maltrata. Los rieles del ferrocarril se convierten en el escenario de una batalla entre el orden y el crimen, una historia de suspenso y heroísmo a bordo de un tren.


En el largometraje de García Moreno, la presencia del tren “El Mexicano” se entreteje con otros referentes de la cultura popular en México, como la Cervecería Moctezuma que se fundó en Orizaba, Veracruz, en 1896.
Esta historia de ficción ha quedado como testigo de antiguos oficios en la red ferroviaria de nuestro país
Además, esta historia de ficción ha quedado como testigo de antiguos oficios en la red ferroviaria de nuestro país, como el de los maquinistas, que se encargaban de operar y conducir las locomotoras de vapor, tecnología dominante en el transporte ferroviario de la época.

Como abrir una ventana en el tiempo, el filme de Gabriel García Moreno nos deja ver el medio ferrocarrilero de finales de los años veinte del siglo XX, donde despachadores, maquinistas y obreros realizan sus labores cotidianas con sus característicos uniformes.

EL CINEASTA QUE FILMÓ A “EL MEXICANO”
Gabriel García Moreno fue un cineasta y laboratorista mexicano nacido en Tacubaya, Ciudad de México, en 1897; y fallecido en 1943 en Mixcoac. Inició su vida laboral como proyeccionista y más tarde trabajó en diversos cargos públicos. En 1925, tras dejar su empleo en la Comisión Monetaria, compró una cámara de cine y comenzó su carrera cinematográfica, realizando su primer largometraje El Buitre. Fundó el Cine Hollywood en Tacubaya y, en 1926, creó la productora Centro Cultural Cinematográfico en Orizaba, Veracruz, la cual cerró al año siguiente por dificultades económicas.

Su mirada no se limitó al entretenimiento, en 1927 dirigió también El puño de hierro, una cinta profundamente distinta y no menos ambiciosa, considerada una de las primeras películas mexicanas de corte didáctico y de denuncia social, la primera en abordar abiertamente la problemática de las drogas y la violencia.

En 1928 se trasladó a Los Ángeles, donde trabajó en estudios de cine e inventó una cámara de velocidad continua[2] que le permitía hacer múltiples experimentos con películas a color. Regresó a México en 1937 y fundó los Estudios García Moreno, que luego se convirtieron en Estudios Azteca.
En el canal de YouTube de la Filmoteca de la UNAM se puede ver completo el largometraje El tren fantasma, uno de los últimos del cine mudo en México: