Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Revolucionaria del Pueblo
María Juana Francisca Gutiérrez Chávez nació el 27 de enero de 1875, en San Juan del Río, Durango. Sus padres fueron el campesino Santiago Gutiérrez y Porfiria Chávez, mujer descendiente de los indígenas cax.1 Juana dejó su ciudad natal para ir con su familia a San Pedro del Gallo, localidad donde esperaban encontrar trabajo en alguna de las grandes haciendas.2
A partir de 1886, Juana asistió por algún tiempo a la escuela porque la muerte prematura del padre condenó a su madre y hermanos a la orfandad y la pobreza, viéndose obligada a emplearse en labores domésticas en la capital de Durango. Aquellos difíciles días fueron para Juana una oportunidad para forjar su carácter y ánimo, pues convencida de que no se dejaría doblegar por las circunstancias contrajo matrimonio a los 17 años de edad con Cirilo Mendoza, minero que trabajaba en Sierra Mojada, Coahuila, lugar donde la pareja se avecindó desde 1892.
En el norte de México, la SCOP abrió “caminos de tierra y caminos de fierro”
Por sus yacimientos de plata, hierro, plomo y cobre, Sierra Mojada vivió a finales del siglo XIX, un avance notable en materia de transportes y obras públicas, pues la SCOP se dio a la tarea de abrir “caminos de tierra y caminos de fierro” que permitieran el traslado de las riquezas minerales que entonces circulaban intensamente por la red ferroviaria nacional hasta llegar a las ciudades y los puertos más importantes del país.
Coahuila fue uno de los estados beneficiados por la expansión del ferrocarril
La existencia de numerosas minas hizo que el estado de Coahuila ofreciera empleos y salarios atractivos para familias que, como la de Juana y Cirilo, comenzaban a disfrutar de los beneficios generados por la expansión del ferrocarril en México. Fue en este lugar, que Juana Belén comenzó a interesarse en la escritura y el periodismo, pero, sobre todo, en la dura realidad de los miles de mineros explotados.
“ACEPTÉ QUE MI MAYOR TALENTO ESTABA EN LAS LETRAS”
Fue encarcelada por escribir textos que “inflamaban a la opinión pública”
Convencida de que las condiciones de los trabajadores de las minas debían conocerse, Juana escribió anónimamente algunos artículos en los que denunció el peligro que hombres, mujeres y niños vivían al manejar explosivos y altas concentraciones de cianuro y otras sustancias indispensables en los procesos metalúrgicos. Aquellos primeros escritos divulgados en periódicos críticos al régimen porfirista persuadieron a las autoridades estatales de averiguar el nombre de quien con su pluma exacerbaba “los ánimos” en contra del gobierno del general Díaz. Tras ser descubierta como la autora de los textos que “inflamaban a la opinión pública”, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza fue encarcelada por primera vez en su vida abriendo una época de asedio y persecución debido a sus posturas políticas.
Escribió en los periódicos oposicionistas más importantes desde el siglo XIX
Contagiada por los ideales que proponían para los mexicanos la libertad de pensamiento, expresión y acción, Juana Belén decidió a los 22 años de edad, que el periodismo era el camino que quería andar. Por ello, buscó colaborar en los periódicos oposicionistas más importantes de fines del siglo XIX en México, como El Diario del Hogar y El Hijo del Ahuizote. Presa nuevamente en 1897 por la aparición de un reportaje donde abordaba la realidad de los mineros de La Esmeralda, Chihuahua, Juana fue sentenciada a dos años de cárcel en Minas Nuevas. Liberada hasta 1899, Gutiérrez de Mendoza no vislumbró otra alternativa más que fundar el Club Liberal “Benito Juárez”, en donde conoció a los hombres y las mujeres que comenzaban a organizarse para derrocar a la dictadura.
En el semanario Vésper criticó a los poderes político y eclesiástico
Debido a estas actividades, Juana Belén volvió a ser perseguida por la policía y, antes de ser aprehendida, en 1901 huyó a la ciudad de Guanajuato, donde comenzó a editar el semanario Vésper, en cuyas páginas atacó al poder del Estado y de la Iglesia. Consciente de que su mayor talento estaba en el mundo de las ideas, Gutiérrez de Mendoza se afilió al Club Liberal “Ponciano Arriaga” en 1903, año en el que salió al exilio a Laredo, Texas, en Estados Unidos.3
Siempre manifestó su interés por la condición de las mujeres mexicanas
Viviendo desde entonces a salto de mata, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza abrazó las causas de Francisco I. Madero y la de Emiliano Zapata, sin dejar de lado nunca su interés por la condición de las mujeres mexicanas. De hecho, el Club Político Femenil Amigas del Pueblo, instituido por ella en 1909, le permitió colaborar con las más férreas defensoras del cambio social en México, tales como Dolores Arana, Manuela y Delfina Peláez, Manuela Gutiérrez y Dolores Jiménez y Muro, entre las más destacadas.
Al final de su vida defendió sus derechos como ciudadana, mujer y revolucionaria
Contestaria y rebelde hasta el último aliento, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza consagró la etapa final de su vida a levantar la voz a favor de sus derechos como ciudadana, mujer y revolucionaria, así como a luchar por “el bienestar de su propio sexo y el de su país” inspirada en la labor educativa y el amor “por la tierra y por la raza”. Fiel a la misión que le dio sentido a su existencia, Juana Belén emprendió su última hazaña periodística al inicio de los años cuarenta del siglo XX, cuando publicó el periódico Genésis, órgano en el que expuso su proyecto educativo para la población femenina.
Enferma, pensionada por el Estado mexicano con 5 pesos diarios que no le evitaron la pena de vender su imprenta para sobrevivir, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza murió a los 67 años de edad, el 13 de julio de 1942, en la Ciudad de México.