Correspondencia revolucionaria, letras para pelear contra la injusticia

Correspondencia revolucionaria, letras para pelear contra la injusticia

En una de las cartas escritas en los años finales de su encarcelamiento en Leavenworth, Estados Unidos, Ricardo Flores Magón afirmó que las protestas estudiantiles de mayo de 1892, habían sido fundamentales en su determinación de pelear contra la injusticia, la pobreza y la falta de libertades vividas en el crepúsculo del régimen porfirista.

Ricardo Flores Magón creció en el seno de una familia antiporfirista

Nacido en tierra de flores y elotes, Eloxochitlán, Oaxaca, el 16 de septiembre de 1874, en una familia abiertamente antiporfirista1, Ricardo Flores Magón se avecindó con sus padres y hermanos en la Ciudad de México antes de cumplir 3 años de edad. “De humildísima cuna”, -según recuerdos de Enrique, el menor de los Flores Magón-, a partir de entonces estuvieron “siempre en contacto con el dolor de los desheredados; y, este malestar social, desde pequeños, hizo marca en nuestro carácter, dejando una huella profunda que jamás se borró.”2

Teodoro Flores y Margarita Magón cultivaron en sus hijos el sentido de pertenencia a la tierra y a la comunidad.
Teodoro Flores y Margarita Magón cultivaron en sus hijos el sentido de pertenencia a la tierra y a la comunidad.

Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón crecieron orgullosos de ser los hijos de un matrimonio capaz de altos sacrificios por el bien de su nación. Fotografías recuperadas del libro: El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.
Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón crecieron orgullosos de ser los hijos de un matrimonio capaz de altos sacrificios por el bien de su nación. Fotografías recuperadas del libro: El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.

En su infancia y juventud, Flores Magón padeció el contraste abismal entre pobres y ricos

Las ansias de libertad y de justicia se arraigaron en Ricardo conforme crecía su contacto con niños y jóvenes que, al igual que él, evidenciaban el abismo entre pobres y ricos protagonizando escenas en las cuales, según Enrique, era común que: “[…] en la avenida principal de Plateros, ahora Francisco I. Madero, se contemplara el lujo insultante de aquella burguesía, principalmente en días festivos, arrastrada en lujosos carruajes, llena de pedrería, de sedas y perfumes, soberbia y altanera, mientras que a tiro de piedra, al salir de Plateros, sobre el Zócalo se encontraba uno entre una multitud de seres demacrados, casi desnudos, pobres y miserables.”3

Al iniciar la última década del siglo XIX, las condiciones de grandes sectores del pueblo mexicano eran adversas, pues prevalecía una estratificación y desigualdad social que desdibujaban el sueño porfiriano de un país próspero y rico. Fotografía recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el barrio universitario.
Al iniciar la última década del siglo XIX, las condiciones de grandes sectores del pueblo mexicano eran adversas, pues prevalecía una estratificación y desigualdad social que desdibujaban el sueño porfiriano de un país próspero y rico. Fotografía recuperada del libro: 1910: La Universidad Nacional y el barrio universitario.

A los 14 años de edad, en la ENP presenció los brotes del antirreeleccionismo estudiantil

Estas experiencias, así como largas horas de lectura y estudio sembraron en Ricardo Flores Magón principios que terminaron por ser la simiente de su ideario revolucionario, mismo que cobró sentido en 1888, en la Escuela Nacional Preparatoria, lugar donde a los 14 años de edad, atestiguaría los primeros brotes del antirreeleccionismo estudiantil. Inserto en este clima de efervescencia y contagiado por el ejemplo de su hermano Jesús, el joven Flores Magón decidió matricularse en la carrera de Leyes en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en cuyo seno se discutía y pugnaba en torno a la permanencia indefinida de Porfirio Díaz en el poder.

Desde el triunfo de la República en 1867, los liberales tuvieron fe en que la educación sería el medio para resolver los grandes problemas nacionales. La consolidación de un sistema superior de escuelas como la Nacional Preparatoria y la Nacional de Jurisprudencia fue visto como un paso para alcanzar el desarrollo intelectual, cultural y espiritual de los mexicanos.
Desde el triunfo de la República en 1867, los liberales tuvieron fe en que la educación sería el medio para resolver los grandes problemas nacionales. La consolidación de un sistema superior de escuelas como la Nacional Preparatoria y la Nacional de Jurisprudencia fue visto como un paso para alcanzar el desarrollo intelectual, cultural y espiritual de los mexicanos.

“Ser mexicano es educarse” no sólo en los planteles, sino accediendo al conocimiento en bibliotecas y librerías donde los jóvenes adquirían obras de todo género. Fotografías recuperadas del libro: 1910: La Universidad Nacional y el barrio universitario y de El Tiempo y su Memoria.
“Ser mexicano es educarse” no sólo en los planteles, sino accediendo al conocimiento en bibliotecas y librerías donde los jóvenes adquirían obras de todo género. Fotografías recuperadas del libro: 1910: La Universidad Nacional y el barrio universitario y de El Tiempo y su Memoria.

Mayo de 1891 y de 1892

El año 1891 fue crucial para el impulso de un sistema moderno de vías de comunicación

Mil ochocientos noventa y uno fue un año crucial en el desarrollo de las comunicaciones y las obras públicas en México, pues el gobierno federal por primera vez adoptó una política, cuyo objetivo fue crear y expandir un sistema moderno de vías de comunicación que abonara a la integración económica del país, así como al fomento del comercio con las otras naciones del mundo. Por ello, la administración porfirista buscó acceder a los avances tecnológicos y a las inversiones que le permitieran incidir en la revolución de las infraestructuras que a finales del siglo XIX era el símbolo de la civilización y del progreso.

La construcción de obras de infraestructura, monumentos, edificios y centros de trabajo como el que albergó a la fábrica de Río Blanco, en Orizaba, Veracruz, abonó a la “ficción de una riqueza sin límites”. Fundado por empresarios franceses y considerado como el centro fabril en textiles más moderno de América Latina, Río Blanco llegó a emplear a 1,700 trabajadores. Fotografía recuperada: El Tiempo y su Memoria.
La construcción de obras de infraestructura, monumentos, edificios y centros de trabajo como el que albergó a la fábrica de Río Blanco, en Orizaba, Veracruz, abonó a la “ficción de una riqueza sin límites”. Fundado por empresarios franceses y considerado como el centro fabril en textiles más moderno de América Latina, Río Blanco llegó a emplear a 1,700 trabajadores. Fotografía recuperada: El Tiempo y su Memoria.

En el último tramo del siglo XIX, las vías de comunicación y los medios de transporte fueron considerados como un signo de modernidad y progreso. A pesar de su expansión acelerada, caminos, carreteras y ferrocarriles no lograron integrar a vastas regiones del país.
En el último tramo del siglo XIX, las vías de comunicación y los medios de transporte fueron considerados como un signo de modernidad y progreso. A pesar de su expansión acelerada, caminos, carreteras y ferrocarriles no lograron integrar a vastas regiones del país.

Consciente de que un esfuerzo de esta magnitud tenía que articularse desde una institución dedicada a las obras en comunicaciones y transportes, el presidente Díaz decretó el 13 de mayo de 1891, la creación de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, en cuyas manos dejó los ramos de caminos, puentes y mejoras materiales; servicios de correo, telégrafo y teléfono; puertos, líneas de vapores y faros; obras del Palacio Nacional y de Chapultepec; además de los ríos, la conservación de la infraestructura hidráulica del Valle de México y, desde luego, los ferrocarriles.

Nacida como la séptima Secretaría de Estado, la SCOP asumió el desafío de dotar a un vasto territorio de las obras y servicios que ayudaran a la prosperidad material del país. Su primer titular fue Manuel González de Cosío y el edificio de la Ex-aduana de la Ciudad de México, su primera sede. Fotografías recuperadas de: El Tiempo y su Memoria.
Nacida como la séptima Secretaría de Estado, la SCOP asumió el desafío de dotar a un vasto territorio de las obras y servicios que ayudaran a la prosperidad material del país. Su primer titular fue Manuel González de Cosío y el edificio de la Ex-aduana de la Ciudad de México, su primera sede. Fotografías recuperadas de: El Tiempo y su Memoria.

A un año de nacida, la SCOP cumplió tareas prioritarias, como el tendido de vías férreas

Apenas con un año de nacida, la SCOP había cumplido tareas prioritarias, en especial, el tendido de una red ferroviaria que conectara a las distintas zonas productivas del país con las poblaciones, los puertos y los centros de comercio interior y exterior. La nueva dependencia llegó a 1892 con logros tan importantes como la inauguración de 547 kilómetros de vías férreas que iban de la Ciudad de México a Veracruz, la conclusión de la ruta del ferrocarril que corría de Monterrey a Tampico, la apertura del tramo Puebla- Oaxaca del Ferrocarril del Sur y la entrega de la concesión a capitalistas ingleses para continuar con las obras del Ferrocarril de Tehuantepec.

En palabras de Justo Sierra, para generaciones enteras fue un sueño comunicar México con un sistema ferroviario que a manera de un ‘surco infinito de fierro’, lo ayudara a producir su propia riqueza. Por ello, la apertura en 1892, del tramo Puebla-Oaxaca del Ferrocarril del Sur, se consideró como un logro de la joven SCOP.
En palabras de Justo Sierra, para generaciones enteras fue un sueño comunicar México con un sistema ferroviario que a manera de un ‘surco infinito de fierro’, lo ayudara a producir su propia riqueza. Por ello, la apertura en 1892, del tramo Puebla-Oaxaca del Ferrocarril del Sur, se consideró como un logro de la joven SCOP.

La línea del ferrocarril que cubriría la ruta Monterrey-Tampico se inauguró con la puesta en operaciones de la estación ‘Doña Cecilia’, ubicada en Tampico, Tamaulipas, el día 24 de octubre de 1891. Fotografías recuperadas de: El Tiempo y su Memoria.
La línea del ferrocarril que cubriría la ruta Monterrey-Tampico se inauguró con la puesta en operaciones de la estación ‘Doña Cecilia’, ubicada en Tampico, Tamaulipas, el día 24 de octubre de 1891. Fotografías recuperadas de: El Tiempo y su Memoria.

En medio de la pujanza económica, Porfirio Díaz se postuló a otra candidatura a la presidencia

Esta pujanza de la última década del siglo XIX no benefició a grandes sectores del pueblo mexicano, los cuales además de vivir en condiciones difíciles, experimentaban la violencia y los efectos de un gobierno que en los hechos actuaba como una tiranía, suscitando críticas y expresiones de inconformidad que, en el año de 1892, llegaron a un punto de quiebre tras formalizarse otra candidatura consecutiva del general Porfirio Díaz a la presidencia de México.4   

Aunque la incipiente industrialización permitió a México perfilarse al siglo XX con una composición social más ‘sofisticada’, la miseria siguió afectando a las grandes masas, volviendo común que niños y adultos pidieran un centavito en las estaciones del ferrocarril ubicadas en regiones en pleno auge. Fotografías recuperadas del libro: El barrio universitario. De la Revolución a la Autonomía.
Aunque la incipiente industrialización permitió a México perfilarse al siglo XX con una composición social más ‘sofisticada’, la miseria siguió afectando a las grandes masas, volviendo común que niños y adultos pidieran un centavito en las estaciones del ferrocarril ubicadas en regiones en pleno auge. Fotografías recuperadas del libro: El barrio universitario. De la Revolución a la Autonomía.

La atmósfera de descontento representó para Ricardo Flores Magón la oportunidad de incorporarse, a los 18 años de edad, a la causa del antirreeleccionismo, a través de un movimiento estudiantil y obrero que organizaría jornadas donde cientos de jóvenes hicieron retumbar las calles con su voz y su presencia.5 Aquellos días de mayo de 1892 quedaron plasmados en la memoria del joven Ricardo “como el inicio de un movimiento revolucionario inteligente y cohesionado, pero disuelto por las bayonetas antes de que tuviera posibilidad de formarse.”6

La falta de democracia y de libertades políticas en México, engendró malestar en los cuadros intelectuales, artísticos y periodísticos durante el ocaso del siglo XIX. El régimen trató de asfixiar las críticas de quienes, como José Guadalupe Posada, grabaron en tinta y papel, las manifestaciones antirreeleccionistas de 1892. Fotografía recuperada del libro: El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.
La falta de democracia y de libertades políticas en México, engendró malestar en los cuadros intelectuales, artísticos y periodísticos durante el ocaso del siglo XIX. El régimen trató de asfixiar las críticas de quienes, como José Guadalupe Posada, grabaron en tinta y papel, las manifestaciones antirreeleccionistas de 1892. Fotografía recuperada del libro: El regreso del camarada Ricardo Flores Magón.

En 1892 hubo manifestaciones de inconformidad por la permanencia de Díaz en el poder

Ese año, la Ciudad de México fue el lugar donde las manifestaciones contra la “perpetuación” de Díaz en la presidencia tuvieron mayor resonancia. No obstante, los pobladores del campo también habían mostrado su insatisfacción ante la acelerada expansión de los caminos de fierro que, en aras de favorecer la política de exportación agrícola e industrial hacia el norte de la República, afectaron a quienes tenían contratos de arrendamiento de tierras y aparcería, obstaculizando su acceso a recursos vitales como pastos y bosques, además de condenarlos a emplearse como peones en las haciendas productoras a gran escala, o bien, a emigrar a las ciudades donde las condiciones laborales eran un poco menos precarias que las vividas en sus lugares de origen.7

La postulación de Díaz a un tercer periodo presidencial agudizó las críticas de la prensa oposicionista, que lo señaló por querer imponerse como “El Hombre Necesario”. Además, denunciaron a Los Científicos como los instigadores de la perpetuación de una dictadura que dejó “difunto al pueblo”. Caricaturas recuperadas de: El Hijo del Ahuizote, 8 mayo de 1892.
La postulación de Díaz a un tercer periodo presidencial agudizó las críticas de la prensa oposicionista, que lo señaló por querer imponerse como “El Hombre Necesario”. Además, denunciaron a Los Científicos como los instigadores de la perpetuación de una dictadura que dejó “difunto al pueblo”. Caricaturas recuperadas de: El Hijo del Ahuizote, 8 mayo de 1892.

El “derecho al pataleo” mostrado en las manifestaciones de estudiantes y obreros en mayo de 1892, trató de ser deslegitimado por los diarios afines a Díaz. Por ello, la prensa de combate los representó como buitres dispuestos a “comerse los ojos de la postrada opinión pública”. Caricaturas recuperadas de: El Hijo del Ahuizote, mayo 29 de 1892.
El “derecho al pataleo” mostrado en las manifestaciones de estudiantes y obreros en mayo de 1892, trató de ser deslegitimado por los diarios afines a Díaz. Por ello, la prensa de combate los representó como buitres dispuestos a “comerse los ojos de la postrada opinión pública”. Caricaturas recuperadas de: El Hijo del Ahuizote, mayo 29 de 1892.

Propagar discursos contra la tercera reelección

Convencido de que las ideas y la palabra contribuirían al éxito de su lucha, Ricardo Flores Magón, al lado de sus hermanos Jesús y Enrique, se unió al Comité de Estudiantes Antirreeleccionistas, cuyas primeras protestas ocurrieron en abril de 1892. Debido al vigor creciente de las manifestaciones, Porfirio Díaz ordenó al Secretario de Justicia y de Instrucción Pública, Joaquín Baranda, prohibir cualquier reunión con fines políticos en las aulas, patios o instalaciones escolares. La instrucción, además, incluyó una advertencia a los directivos de los planteles ubicados en las diferentes capitales de los estados.

Vinculados a la historia de los movimientos estudiantiles, el barrio universitario y el Hemiciclo a Juárez fueron los escenarios del movimiento antirreeleccionista de 1892, convirtiéndose en el símbolo de la lucha por la libertad, la justicia y la democracia. Fotografías recuperadas del libro: El barrio universitario. De la Revolución a la Autonomía.
Vinculados a la historia de los movimientos estudiantiles, el barrio universitario y el Hemiciclo a Juárez fueron los escenarios del movimiento antirreeleccionista de 1892, convirtiéndose en el símbolo de la lucha por la libertad, la justicia y la democracia. Fotografías recuperadas del libro: El barrio universitario. De la Revolución a la Autonomía.

La no reelección, los derechos, el Programa Liberal y la Constitución fueron las banderas de la causa estudiantil y obrera, cuyas protestas se consideraron como ‘muchachadas’ que las autoridades debían ‘sofocar’. En su edición del 29 de mayo de 1892, El Hijo del Ahuizote publicó:
La no reelección, los derechos, el Programa Liberal y la Constitución fueron las banderas de la causa estudiantil y obrera, cuyas protestas se consideraron como ‘muchachadas’ que las autoridades debían ‘sofocar’. En su edición del 29 de mayo de 1892, El Hijo del Ahuizote publicó:

“Los patriotas estudiantes,

De ello es la historia testigo,

Son Niños manifestantes;

Pero ya para el castigo

El rey los hace gigantes.”

 

¡Abajo la reelección! fue una de las principales consignas en las protestas de mayo de 1892

Lejos de desalentar las movilizaciones, los estudiantes aumentaron su nivel y espacios de denuncia, traspasando los límites de sus centros escolares, por lo que, el 1 de mayo de 1892, miles de jóvenes salieron a las calles de la ciudad a propagar discursos, a lanzar arengas frente a los periódicos opositores a la dictadura y, desde luego, a colocar pancartas con mensajes antirreeleccionistas que fueron retiradas por la policía. La reacción del gobierno provocó que la agitación aumentara y que sectores como el obrero, intensificaran sus acciones con la expectativa de abonar a su lucha por la libertad económica, la cual -bajo la perspectiva magonista-, era “la base de todas las libertades.”8 Al llegar a la mitad de mayo, el movimiento obrero-estudiantil convocó a una marcha en la tumba de Benito Juárez que desembocaría en el centro de la Ciudad de México. Al grito de consignas como “¡Muera el centralismo!, ¡Abajo la reelección! y ¡Viva la no reelección!”, un grupo de estudiantes pretendió subir a las torres para hacer sonar las campanas de la Catedral, motivando la persecución policiaca y la aprehensión de varios de los manifestantes.9

En medio de lo que se consideraba como “las ruinas de la democracia”, los clubes antirreeleccionistas no cejaron en su esfuerzo por organizarse y difundir su pensamiento mediante escritos y discursos públicos. Fotografía recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.
En medio de lo que se consideraba como “las ruinas de la democracia”, los clubes antirreeleccionistas no cejaron en su esfuerzo por organizarse y difundir su pensamiento mediante escritos y discursos públicos. Fotografía recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.

“Desórdenes callejeros” que terminan en prisión y exilio

Sin arredrar su ánimo ante las medidas represivas, el movimiento antirreeleccionista llevó a cabo una tercera manifestación en las instalaciones de la Escuela Nacional Preparatoria, el 17 de mayo de 1892, además de hacer protestas intermitentes en diversos puntos de la capital. La consecuencia fue que el ejército y la policía detuvieron a 26 líderes y clausuraron las redacciones de El Monitor Republicano y El Hijo del Ahuizote, periódicos oposicionistas en cuyas páginas se había apoyado a los “patriotas” estudiantes y obreros.10

Los antirreeleccionistas detenidos en los ‘motines populares’ de mayo de 1892 fueron acusados de ‘ladrones, borrachos, leperitos y estudiantitos’, cuyo merecido castigo fue la cárcel, la expulsión de sus escuelas y la persecución para quienes insistieran en sus protestas. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 19 de 1892.
Los antirreeleccionistas detenidos en los ‘motines populares’ de mayo de 1892 fueron acusados de ‘ladrones, borrachos, leperitos y estudiantitos’, cuyo merecido castigo fue la cárcel, la expulsión de sus escuelas y la persecución para quienes insistieran en sus protestas. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 19 de 1892.

Al dirigir un discurso contra la dictadura, Ricardo Flores Magón fue encarcelado por primera vez

Ese día, Ricardo Flores Magón fue encarcelado por ser uno de los oradores de la jornada. Su testimonio quedó registrado en las páginas de El Diario del Hogar de la siguiente manera: “Comenzaba yo a dirigir al pueblo un discurso de protesta contra la dictadura cuando dos revólveres empuñados por manos crispadas tocaron mi pecho con sus cañones, el gatillo levantado, pronto a caer al menor movimiento que yo hiciera, truncando salvajemente mi primer intento tribunicio. Rodeado de esbirros fui conducido a la azotea del Palacio Municipal donde encontré a una docena de camaradas de las escuelas, que también habían sido detenidos.”11

Tras casi un mes de las protestas de mayo de 1892, los estudiantes y obreros aún encarcelados, fueron considerados presos políticos que serían procesados en juzgados correccionales para liberarlos después de consumar las elecciones secundarias de julio de ese año. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.
Tras casi un mes de las protestas de mayo de 1892, los estudiantes y obreros aún encarcelados, fueron considerados presos políticos que serían procesados en juzgados correccionales para liberarlos después de consumar las elecciones secundarias de julio de ese año. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.

Las huellas de mayo de 1892 fueron profundas en el espíritu, la vida y la obra de Flores Magón, pues además de ser su “primera experiencia en la lucha” contra la dictadura, representó el primer eslabón de una cadena de encarcelamientos ocurridos hasta el final de sus días. Sin mencionar, que desataron una serie de dificultades para su familia, así como para sus principales actividades de combate.

Con la victoria declarada en todas las mesas de votación en los comicios de junio de 1892, Porfirio Díaz logró permanecer en la presidencia de México por 19 años más, instaurando un dominio casi total de las libertades de expresión, de reunión, de manifestación y de prensa. La persecución, la incautación de imprentas y la cárcel se convirtieron en sus mecanismos de control. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.
Con la victoria declarada en todas las mesas de votación en los comicios de junio de 1892, Porfirio Díaz logró permanecer en la presidencia de México por 19 años más, instaurando un dominio casi total de las libertades de expresión, de reunión, de manifestación y de prensa. La persecución, la incautación de imprentas y la cárcel se convirtieron en sus mecanismos de control. Caricatura recuperada de: El Hijo del Ahuizote, junio 26 de 1892.

La escritura de artículos, cartas y telegramas fue la vía de difusión del pensamiento magonista

El periodismo, el intercambio de cartas y telegramas se convirtieron, a partir de ese momento, en la estrategia de difusión del pensamiento de Flores Magón, quien se impuso como objetivo central, la propagación y organización de acciones revolucionarias que el gobierno de Porfirio Díaz trató de aplastar mediante la vigilancia e intercepción de la correspondencia magonista. La Administración General de Correos12, adscrita a la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas fue la encargada de acatar la orden del general Díaz de pedir a las oficinas de Correspondencia Foránea, retener el envío y recepción de las cartas firmadas por o dirigidas a Ricardo Flores Magón, abriendo una época de persecución y acoso que hacia 1903 derivaría en el exilio.

La hostilidad hacia la prensa opositora, no evitó que periódicos como El Demócrata, dirigido por Joaquín Clausell, publicara los artículos revolucionarios de Ricardo Flores Magón, quien se unió al equipo de redacción al año siguiente de su participación en el movimiento antirreleccionista de 1892. Fotografía recuperada de: El Tiempo y su Memoria.
La hostilidad hacia la prensa opositora, no evitó que periódicos como El Demócrata, dirigido por Joaquín Clausell, publicara los artículos revolucionarios de Ricardo Flores Magón, quien se unió al equipo de redacción al año siguiente de su participación en el movimiento antirreleccionista de 1892. Fotografía recuperada de: El Tiempo y su Memoria.

 

REFERENCIAS

 
1 Sus padres fueron Teodoro Flores, coronel de infantería y Margarita Magón, originaria de Puebla. Poseedor de una buena formación escolar, el matrimonio Flores Magón proveyó a sus hijos de un entorno familiar dominado por los ideales democráticos consagrados en la Constitución de 1857. Defensor de la patria frente a la invasión francesa, Teodoro Flores inoculó desde pequeños en Jesús, Ricardo y Enrique la convicción de que ningún tirano debía despojarlos de su “hombría”, pidiéndoles recordar siempre que eran “hijos de un hombre que sirvió a Benito Juárez honorablemente en la sagrada causa de la libertad para el pueblo.” En Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, México, Ediciones ERA, 2014, p. 108.
2 Enrique Flores Magón, “Semblanza de Ricardo Flores Magón”, en Ricardo Flores Magón, Los pobres son la fuerza. Discursos de Ricardo Flores Magón, Buenos Aires, Argentina, Ediciones Godot, 2014, p. 5.
3 Ibídem.
4 El 23 de abril de 1892, el grupo político que integraba al sistema porfiriano realizó la Primera Convención Nacional Liberal con el fin de apoyar la tercera presentación consecutiva de Porfirio Díaz a las elecciones federales de ese año. En la reunión, Justo Sierra exhortó a los asistentes a continuar con “el sacrificio de una generación y de los principios de la Reforma”, en aras de conservar la paz, la credibilidad de la nación ante el mundo, la prosperidad material y el orden de los poderes públicos y administrativos, aceptando como candidato para un nuevo cuatrienio presidencial a quien era Jefe del Ejecutivo.
5 Debido a que en marzo de 1892 se formó un Comité Central Porfirista y el 5 de abril se instaló una Gran Convención de la Unión Liberal, los detractores del régimen interpretaron estas actividades como gestos de apoyo para lanzar una nueva candidatura de Díaz en los comicios que tendrían lugar en junio y julio de ese mismo año.
6 Jacinto Barrera Bassols, “Flores Magón, Ricardo”, en Javier Torres Parés y Gloria Villegas Moreno (coords.), Diccionario de la Revolución Mexicana, México, UNAM, 2010, p. 257.
7 Diferentes investigadores han reconocido los beneficios alcanzados durante el Porfiriato, particularmente, los relativos a la instalación de líneas eléctricas, la introducción de transportes motorizados, la urbanización de las principales capitales, la multiplicación de los servicios en comunicaciones (telegrafía, radiotelegrafía y telefonía), así como la construcción de redes ferroviarias, puertos y obras hidráulicas. Pero también han documentado que, junto a este progreso material, entre la población creció una pobreza desbordada, cuya consecuencia fue una profunda desigualdad social, ya que el ascenso de los diferentes grupos sociales, casi siempre estaba destinado al fracaso. De hecho, la mayor expectativa de quienes laboraban como soldados, obreros, propietarios comunales, jornaleros o servidumbre, era que los salarios que ganaban en las capitales o cabeceras principales de la República fueran un poco más altos.
8 En los discursos que Flores Magón pudo pronunciar en la plaza pública, afirmó que al proletariado le faltaba conquistar la más preciosa de las libertades, ya que en México ellos “[…] en cambio de su trabajo, reciben un salario preferentemente calculado para que apenas puedan cubrir las más urgentes de sus necesidades, y nada más. El sistema de salario los hace depender, por completo, de la voluntad y del capricho del Capital. No hay más que una sola diferencia entre ustedes y los esclavos de la antigüedad, y esa diferencia consiste en que ustedes tienen la libertad de elegir a sus amos.” En Los pobres son la fuerza, p. 20.
9 Al día siguiente de estos acontecimientos, se realizó una segunda manifestación en la Alameda que fue dispersada por la policía. No obstante, los estudiantes continuaron con las protestas en barrios obreros como Santa Anita. En El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, p. 118.
10 “El Hijo del Ahuizote, Semanario Político de Oposición Feroz e Intransigente con todo lo malo”, publicó entre mayo y junio de 1892, artículos y caricaturas relativas al movimiento estudiantil y obrero que, desde la perspectiva del gobierno federal, eran “muchachadas” que, no obstante, debían ser castigadas con procesos judiciales, pues se trataba de verdaderos “sediciosos y trastornadores del orden público.”   
11 En El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, p. 118.
12 Desde la perspectiva del régimen porfirista, esta medida impediría que “los revoltosos” compartieran noticias y disminuyeran sus artículos de denuncia. Porfirio Díaz también se propuso asestar un golpe a los recursos económicos que pudiera allegarse Flores Magón para hacer resonar sus “ideas subversivas”, a través de la prensa.
 
FUENTES CONSULTADAS:
 
-Jacinto Barrera Bassols, “Flores Magón, Ricardo”, en Javier Torres Parés y Gloria Villegas Moreno (coords.), Diccionario de la Revolución Mexicana, México, UNAM, 2010.
-Eduardo Blanquel, El pensamiento político de Ricardo Flores Magón, México, FFyL-UNAM, 1963.
-Charles Hale, Justo Sierra: un liberal del Porfiriato, México, Fondo de Cultura Económica, 1997.
-El Hijo del Ahuizote, “El hombre necesario”, México, Tomo VII, Número 328, Domingo 8 de mayo de 1892.
-El Hijo del Ahuizote, “Contrastes Políticos. A propósito de las manifestaciones antirreeleccionistas”, México, Tomo VII, Número 331, Domingo 29 de mayo de 1892.
-El Hijo del Ahuizote, “Los de actualidad. Motines populares”, México, Tomo VII, Número 334, Domingo 19 de junio de 1892.
-El Hijo del Ahuizote, “Un epitafio para la no reelección”, México, Tomo VII, Número 335, Domingo 26 de junio de 1892.  
-Enrique Flores Magón, Magonistas, México, Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM, 2013.
-Ricardo Flores Magón, Los pobres son la fuerza. Discursos de Ricardo Flores Magón, Buenos Aires, Argentina, Ediciones Godot, 2014.
-Patricia Galeana y Gloria Villegas, Dos siglos de México, México, Senado de la República, Siglo XXI, 2010.
-Claudio Lomnitz, El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, México, Ediciones ERA, 2014.
-Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi (coords.), 1910: La Universidad Nacional y el barrio universitario, México, UNAM, 2010.
-Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi (coords.), El barrio universitario de la Revolución a la Autonomía, México, UNAM, 2014.
-Carlos Martínez Assad y Alicia Ziccardi (coords.), El barrio universitario en el proceso de institucionalización de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, UNAM, 2018.
-Georgina Ocampo, Ricardo Flores Magón, una vida en busca de la libertad, México, FCPyS-UNAM, 1992.
-Pablo Serrano Álvarez, Porfirio Díaz y el Porfiriato, México, INEHRM, 2012.

 

 

PORTADA: Hombre de su tiempo y de su circunstancia, Ricardo Flores Magón empuñó las ideas y la palabra para luchar por la libertad, la igualdad y la justicia.