¡Gloria a Yucatán! El ferrocarril en la península
A diferencia del resto de líneas ferroviarias del país que fueron controladas durante el porfiriato por empresas inglesas y estadounidenses, las yucatecas se caracterizaron por ser construidas, dirigidas y administradas por oriundos de la península. Durante la colocación del primer riel en Mérida en 1875 que inauguraba la construcción de la vía al puerto de Progreso, la oligarquía celebró con júbilo que el diseño, inversión y elaboración fuera cien por ciento mano yucateca:
¡¡ […] nuestra patria querida no ha necesitado
personas extrañas para emprender este
importante trabajo; yucatecos son los capitalistas,
yucateco el concesionario, yucateco el ingeniero y
yucatecos los trabajadores; gloria a Yucatán!!”
El ferrocarril Mérida-Progreso fue crucial para el auge exportador del henequén
La ubicación de las líneas dependió por completo de la localización de las haciendas henequeneras, de la capital del Estado y del puerto por donde saldría el “oro verde”. La vía Mérida-Progreso fue crucial para la historia de la Península porque concluyó su construcción en un momento clave del auge exportador del henequén en la década de 1880. Otra ruta importante iba de Mérida a Campeche, la cual conectó a ambas capitales después del triunfo del movimiento separatista que convirtió a este último en estado soberano. Para su inauguración, ambos gobernadores viajaron en sus respectivos trenes hasta el kilómetro 82, donde acordaron reunirse para unir la vía. También se construyeron otros ramales que comunicaban a las haciendas henequeneras con Mérida; o ramales que evitaban tocar la capital de Yucatán y, con ello, las rutas controladas por sus élites, para transportar el henequén a Progreso sin intermediarios. En la siguiente tabla, de forma sintética se esboza la historia de la red de la península y sus concesionarios:
Red del ferrocarril peninsular2 |
|||
Nombre |
Año de inicio |
Año de término |
Concesiones |
Mérida-Progreso e Izamal |
1875 1883 |
1881 1890 |
José Rendón Peniche |
Mérida-Valladolid |
1880 |
1913 |
Francisco Cantón |
Mérida-Campeche |
1879 |
1904 |
Familia Peón y Peón |
Mérida-Peto |
1878 |
1912 |
Rodulfo G. Cantón |
La SCOP potenció a los promotores del ferrocarril en Yucatán con medidas favorecedoras
La geografía yucateca fue benévola con el sueño ferroviario por tener un relieve plano, sin embargo, no estuvo exento de dificultades. La principal fue de carácter financiero, pues los gastos que implicaba tender una vía eran numerosos, lo que obligó a los concesionarios a solicitar préstamos a la banca inglesa y se recurrió al endeudamiento con capitalistas locales, a cambio de ofrecer algunos beneficios como reducir las tarifas de carga, construir estaciones cercanas a sus haciendas, entre otros incentivos.
En la década de 1890 el sistema ferroviario en la península se consolidó, en parte gracias a la creación de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas en 1891. La dependencia potenció a los promotores del ferrocarril en Yucatán con medidas que les favorecían, desde exenciones de impuestos sobre los materiales y equipos que eran importados, hasta la autorización de aumentar la carga y las tarifas de pasajeros.
En 1902, se fusionaron las líneas de Mérida a Progreso e Izamal, Mérida a Valladolid y Mérida a Campeche, así como el muelle fiscal y los almacenes del puerto de Progreso, a iniciativa del gobernador Olegario Molina, conformando una sola empresa denominada Ferrocarriles Unidos de Yucatán. A partir de entonces, la compañía se organizó en cuatro divisiones que abarcaban 904 kilómetros de vías férreas, permaneciendo la propiedad en manos de las familias yucatecas Molina y Escalante. La cohesión tenía como objetivo evitar la competencia de las tarifas de carga en un momento donde el negocio del henequén continuaba siendo próspero. De este modo, el éxito de la fusión permitió que la empresa continuara operando hasta su incautación en 1915 cuando la Revolución Mexicana alcanzó también a la península.