En voz de los camineros, el duro oficio de “abrir brechas”, en algunos casos, les viene por herencia, pero sobre todo, por sus años de aprendizaje, esfuerzo y trabajo. La SCT ha sido para ellos, una escuela donde han recibido enseñanzas, se han dado la mano y han alcanzado la felicidad que brinda hacer un nuevo camino.