Centro SCOP integración plástica
El muralismo mexicano, originado y desarrollado hasta su plenitud entre 1920 y 1955, es reconocido y valorado a nivel mundial gracias al talento de tres grandes pintores: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Sus obras artísticas difunden mensajes ideológicos que las convierten -la mayoría- en trabajos de tendencia nacionalista, notablemente didácticos o educativos y de carácter popular. Además de plasmar pasajes de la historia nacional, bajo su muy particular visión, ofrecen una crítica abierta sobre las condiciones políticas y sociales del mundo contemporáneo.
Independientemente de sus respectivos estilos, las mejores obras de estos colosos del muralismo tienen una característica en común: se adaptaron a los muros, techos, cubos de escalera, bóvedas, cúpulas, etc., de relevantes inmuebles icónicos de nuestra arquitectura como son los palacios Nacional y de Bellas Artes, el Hospicio Cabañas, la Secretaría de Educación Pública, la Suprema Corte de Justicia, la Escuela Nacional Preparatoria, el Colegio de San Ildefonso, la capilla de la ex hacienda de Chapingo, la Casa de los Azulejos, el Castillo de Chapultepec entre muchos otros.
LA INTEGRACIÓN PLÁSTICA
A fines de los años cuarenta del siglo pasado surgió en México un movimiento artístico: la integración plástica,1 en el cual la arquitectura junto con la pintura y la escultura, debían formar una obra integral donde ninguna de estas artes se impusiera sobre las otras2, logrando un resultado estético, no solo funcional. Los artistas plásticos (pintores y escultores) veían en este movimiento una gran oportunidad de participar con su obra desde el inicio en los proyectos de los arquitectos; de esta manera, un público más amplio podría apreciar sus trabajos desde el exterior sin necesidad de entrar a los recintos.
La Ciudad Universitaria y el Centro SCOP son dos monumentales obras de integración plástica
Los pintores tenían que ensayar con nuevos materiales que garantizaran la conservación de sus obras al ser exhibidas al aire libre, exponiéndolas al viento, a la lluvia, a los rayos del sol, y a los cambios de temperatura. El destacado muralista y arquitecto Juan O’Gorman practicaba ya en el Anahuacalli (1942-1957) con piedras de colores naturales, mientras, Carlos Mérida experimentaba con el cemento, la piedra y el mosaico empleados en la construcción de inmuebles.
A setenta años de distancia, se puede afirmar que este movimiento de integración plástica se logró solamente en la construcción de la Ciudad Universitaria y el Centro SCOP. En el primero, Juan O’Gorman participó en el diseño de la Biblioteca Central a la cual revistió -la parte que resguarda su acervo bibliográfico- con cuatro enormes murales (cuatro mil m2) hechos a base de mosaicos de piedras naturales de diversos colores. Por su parte, el maestro José Chávez Morado realizó los murales: La Conquista de la energía, El retorno de Quetzalcóatl y La Ciencia del Trabajo; en los dos primeros empleó por vez primera el mosaico en vidrio, y en el último la técnica vinílica.
EL CENTRO SCOP Y LA INTEGRACIÓN PLÁSTICA
El éxito alcanzado en el proyecto de Ciudad Universitaria (1952), en cuanto a lograr una manifiesta integración plástica, fue total. Ello motivó al que fuera su Director General el Arq. Carlos Lazo Barreiro a continuar con esta tendencia, ahora en su calidad de secretario de Comunicaciones y Obras Públicas (1952-1955), en el nuevo Centro SCOP (1953-1954) que alojaría la totalidad de las diversas áreas que conformaban dicha secretaría.
Miles de piedras naturales de diversos colores, cubrieron 6,000 m2 de muros en el Centro SCOP
El Arq. Lazo invitó a participar en este proyecto a Juan O’Gorman y José Chávez Morado, y plasmar su arte pictórico en seis mil metros cuadrados de fachadas de este conjunto3; también intervinieron los pintores José Gordillo, Guillermo Monroy, Jorge Best, Arturo Estrada, Rosendo Soto y Luis García Robledo. La temática abordada fue de manera general la historia de México en sus diversas etapas, y la importancia de las comunicaciones y las obras públicas para el presente y futuro bienestar de los mexicanos.
La técnica empleada fue a base de mosaicos policromos formados por miles de piedras naturales de diversos colores. Se diseñaron plantillas con los dibujos al tamaño original de cada mosaico, y sobre ellas se marcaban los colores de las piedras que debían irse colocando de acuerdo con el dibujo inscrito. Para lograr su fácil instalación, los mosaicos se realizaron en losas precoladas (cemento, arena y poca agua) de un metro cuadrado y cinco centímetros de espesor.4
CANTO A LA PATRIA, LOS LIBERTADORES, INDEPENDENCIA Y PROGRESO
Son los nombres de los murales realizados por Juan O’Gorman en la cabecera del edificio B, perpendicular a la avenida Xola, y en los extremos de las fachadas oriente y poniente del mismo. O’Gorman empleó en estos murales muchos elementos iconográficos indígenas (dioses, peces, serpientes, jaguares, canales, caracoles, teocallis, escudos, etc.) a la manera prehispánica, que enmarcan y hacen resaltar a las figuras humanas y elementos diversos que plasmó en ellos.5
O’Gorman y Chávez Morado emplearon en sus murales numerosos símbolos iconográficos indígenas
Canto a la Patria representa la realidad sociocultural y económica del México de mediados del siglo XX. Destacan en su base las figuras del ingeniero y del arquitecto -los constructores del país- que sostienen una manta con las palabras UNIDAD NACIONAL, enmarcada por dos grupos de personas que personifican a las clases sociales unidas. En la parte media, acompañado por las leyendas COMUNICACIONES OBRAS PÚBLICAS, Quetzalcóatl (la Patria) con su gran penacho da una mazorca al campesino y un engrane al obrero como símbolos del don de la agricultura y el desarrollo industrial. En su remate, el águila mexicana dorada con sus alas abiertas y parada en una sola pata sobre un estilizado nopal, se ve custodiada por dos grandes personajes de nuestra historia: Emiliano Zapata con su frase Tierra y Libertad, y Cuauhtémoc con el símbolo de su nombre sobre su cabeza: “águila que desciende”. Esta escena tiene como fondo nuestra bandera tricolor.
El mural Los Libertadores enmarca la fachada del edificio B, que da a la Avenida Universidad. Formado en dos secciones, rinde homenaje a los héroes que iniciaron y consumaron nuestra independencia: Miguel Hidalgo y Vicente Guerrero, además, se muestran los progresos del país debido al esfuerzo de sus trabajadores.
Figuras de camineros, ferrocarrileros, pilotos aviadores, ingenieros, carteros, telegrafistas…tienen cabida en estos murales
En la base de la primera sección (ala izquierda), se admira la hermosa figura de un océlotl o jaguar que simboliza la tierra. Más arriba, se representa la ELECTRIFICACIÓN DE MÉXICO a cargo de dos trabajadores del ramo ubicados entre un gran generador y un interruptor de luz. En la siguiente escena -ascendente- O’Gorman resume gráficamente el concepto de integración plástica donde pintores, maestros y obreros de la construcción interactúan para lograr ésta. Una joven mujer con audífonos, sentada, hablando a una cornucopia a manera de micrófono y operando un telégrafo, ejemplifica la importancia de las TELECOMUNICACIONES.
En el remate aparece Miguel Hidalgo -el padre de la Patria- con el estandarte donde figura la virgen de Guadalupe; éste tiene como fondo un sol radiante donde se inscribe la palabra LIBERTAD. Una cinta con la fecha 16 de septiembre de 1810 acompaña a un águila devorando una serpiente. El recuerdo de aquella batalla ganada por el cura Hidalgo en el Monte de las Cruces, tiene cabida en el extremo derecho.
La segunda sección de este mural (ala derecha) comienza en su base con la grandiosa figura del dios Tláloc. Arriba, se ubican un piloto aviador con el motor de hélice de su avión, y un topógrafo, que representan las RUTAS AÉREAS y el trazo de los AEROPUERTOS respectivamente.
Casi a la mitad del mural el entrañable personaje del cartero y su caballo entrega la correspondencia a una pareja de campesinos, lo cual significa la esforzada labor de Correos para llegar a los lugares más alejados del país.
La figura del caminero con su pico y pala subraya el trabajo de la secretaría en la construcción de PUENTES, CARRETERAS Y CAMINOS VECINALES. En el remate, otro sol radiante con el lema INDEPENDENCIA Y PAZ atestigua la culminación de la Independencia a cargo de Vicente Guerrero quien enarbola la bandera tricolor, vitoreado por un grupo de personas, y junto las leyendas VIVA MÉXICO y 28 DE SEP DE 1821 en sus respectivas cintas.
Independencia y Progreso es el tercer mural realizado por O’Gorman. Se divide también en dos partes y enmarca la fachada del edificio B que da a la plaza de acceso por el Eje Lázaro Cárdenas. Nos muestra también el avance de México, a través de la labor de la SCOP en el campo de las obras públicas, dotación de agua y el desarrollo de la industria y el petróleo.
La base del ala izquierda inicia con un par de jaguares que representan la tierra, y de palomas que simbolizan la paz y el aire, respectivamente. Arriba, un plomero abre la llave de la tubería para surtir de agua a la población.
Encima, dos albañiles con sus instrumentos de trabajo sostienen la leyenda ESCUELAS HOSPITALES CASAS DE HABITACIÓN POPULARES como un símbolo de las obras públicas a cargo de la SCOP. Un cartero de pie, con su uniforme y valija tradicional representa el ramo de CORREOS. En el remate de este mural, Leona Vicario sostiene una leyenda que reza VIVA LA REVOLUCIÓN, y sujeta la asta de una bandera que lleva la inscripción VIVA MÉXICO frente a un sol radiante con la palabra LIBERTAD siguiendo su curva.
En la base del ala derecha se ubican, haciéndose compañía, una pirámide y una serpiente de múltiples caras. En la siguiente escena, hacia arriba, O’Gorman nos habla de la importancia del ART. 27 de la Constitución que decreta la nacionalización de la tierra y el subsuelo; la imagen de un par de campesinos y su perro la subraya claramente. Un ingeniero y su ayudante, arriba, acuerdan la PLANIFICACIÓN INTEGRAL del agro para el beneficio de la población. En seguida, los ferrocarriles tienen su lugar casi a la mitad del mural, representado por un ferrocarrilero que extiende al frente el plano de un camino de hierro. Corona este mural la imagen de José María Morelos y Pavón sosteniendo en su mano izquierda un cartel con los años de su nacimiento y muerte (1765-1815), y con la otra, la asta de una bandera detrás de la cual otro sol radiante muestra la palabra INDEPENDENCIA.
LOS AZTECAS, CONQUISTA Y LIBERTAD, CUATRO SIGLOS DE COMUNICACIONES, LOS MAYAS
José Chávez Morado colaboró con cuatro estupendos murales para el Centro SCOP. Plasmó en ellos a las dos culturas más representativas del México Antiguo: aztecas y mayas; y tocó también dos temas históricos trascendentes de México como son la Conquista y la Independencia. Finalmente, realizó un compendio de las comunicaciones habidas en nuestro país a lo largo de cuatro siglos.6
El mural Los Aztecas está situado en la cabecera del edificio A, perpendicular al Eje Central Lázaro Cárdenas. Inspirado también en la iconografía de los códices prehispánicos, Chávez Morado ubica en la base de este mural una grandiosa representación de Cuauhtémoc “águila que desciende”. Sobre de ella, se aprecian cuatro tipos de guerreros mexicas como símbolo del pueblo conquistador que formara el gran imperio de Tenochtitlan.
Aztecas y Mayas, las culturas más importantes de Mesoamérica, destacan también en los muros del Centro SCOP
A la mitad del mural, ocupan su lugar los pochtecas o comerciantes, personajes muy importantes dentro de la sociedad azteca; en contraste, sobre de ellos, se observan tres tamemes o cargadores realizando su fatigosa labor. En el remate, dos mexicas o aztecas reman en sus canoas en las aguas del lago que se relaciona con el dios Tláloc, cuya máscara muestra un par de mazorcas. Sobre Tláloc se aprecia un paynani “mensajero divino o que va de prisa” llevando su mensaje, teniendo como fondo la representación de los caminos prehispánicos con su huella humana.
La fachada del edificio A que da hacia la plaza oriente del Centro SCOP, contiene el mural Conquista y Libertad donde Chávez Morado narra la conquista de México y su libertad política.
El enorme árbol de laurel con raíces profundas y que domina la escena, impresiona sin duda alguna. Sobre su copa se distingue una figura femenina que se toca sus senos; aparte, se observan figuras estilizadas de aviones surcando un cielo estrellado y nuboso, una rosa de los vientos, una luna y ángeles músicos de aspecto europeo. Debajo de éstos, se halla una gran carabela en cuyo mástil un marino avisa la aproximación a tierra firme. Dos frailes franciscanos simbolizan la conquista espiritual, mientras que un cañón recién accionado y una tercia de soldados con armaduras y montados en sus corceles representan la conquista violenta.
En el interior del tronco del árbol aparece una figura humana representando el espíritu de México. Haciéndole marco, se observa la figura del presidente Lázaro Cárdenas agradeciéndole a un trabajador petrolero su esfuerzo; en medio de los dos el año 1938 refiere la expropiación petrolera representada por las torres extractoras. Del lado opuesto, un par de campesinos trabajan miles de hectáreas que Cárdenas expropió para entregarlas a las comunidades.
Prehispánica, Conquista, Virreinato, Independencia, Reforma, Revolución y Expropiación Petrolera son las etapas históricas de México observadas en los murales
Las raíces del árbol acogen los cuerpos de mártires anónimos del campo y de la industria. En el subsuelo se representan figuras históricas relacionadas con nuestra independencia política: Hidalgo con su antorcha encendida y espada desenvainada voltea hacia los jinetes españoles y los mira con furia; Morelos sostiene en su diestra el documento Sentimientos de la Nación; Benito Juárez con los brazos cruzados representa la etapa de la Reforma con el gorro frigio de los masones a su lado; por último, un elegante Francisco I. Madero aprieta en su mano izquierda su lema más importante “Sufragio Efectivo, No Reelección”. En la base de este mural se aprecia una cadena rota en varios segmentos indicando la libertad total de México.
En el mismo edificio A, pero en la fachada que da hacia la plaza poniente, paralela a la avenida Xola, Chávez Morado pintó el mural Cuatro Siglos de Comunicaciones. Se muestran en él, el sistema de transporte y la vida social y cultural en los inicios del virreinato, así como dos mapas que representan a la antigua urbe de Tenochtitlan y a la República Mexicana.
Del llamado plano de Cortés, cercano al centro del mural, se desprenden en color café distintos caminos que prolongan con diversos nombres las calzadas principales de Tenochtitlan: arrierías, caminos reales, conductas y diligencias, y el camino de la Nao de China. Al costado derecho de este plano, se observa una gran cruz, símbolo de la conquista espiritual mezclada con símbolos prehispánicos; arriba de ella se halla un fraile al cual piden protección tres mujeres indígenas arrodilladas. Hernán Cortés, sentado al lado de un león rampante, aprieta en su mano el plano del lugar que él llamó la capital de la Nueva España; detrás, se encuentra doña Marina o Malintzi quien tiene una serpiente sobre su cabeza como símbolo de traición.
Debajo del plano de Cortés, fray Bernardino de Sahagún recoge los testimonios orales de los indígenas para realizar su magnífica obra “Historia de las cosas de la Nueva España”. Un pequeño tlacuilo o pintor indígena de códices, se observa a los pies de Cortés. Completa la escena, al costado izquierdo, la imagen de un encomendero que enseña el camino a un par de cargadores o tamemes que participan en la construcción de la nueva ciudad de México.
La parte superior de este mural la preside un mapa de la República (Plan de México 1954) donde se muestran las diversas rutas carreteras, ferroviarias, aéreas y navieras del país. Parece sostenido por una enorme grúa en la cual se enreda un letrero que señala a las Comunicaciones Instrumento de Justicia Social. En el extremo derecho una escalinata simboliza el deseo de superación, en ella un maestro enseña a leer a un campesino, y un trabajador ayuda a su compañera con bebé en brazos a subir los escalones para mostrarles un futuro mejor, representado por construcciones y fábricas acompañadas por la bandera nacional.
Chávez Morado concluye su participación en el Centro SCOP con el mural Los Mayas, ubicado en la cabecera del edificio A perpendicular a la avenida Universidad. La iconografía mostrada en él asemeja a la observada en los códices indígenas.
La parte inferior nos muestra a un personaje de alto rango, un arquitecto con la plomada en su mano izquierda quien dirige a un par de cargadores o tamemes que colaboran en la construcción de un hermoso y clásico arco maya situado al fondo.
En la parte superior se exhibe una escena protagonizada por dos mayas que intercambian productos delante de la representación de una planta de maíz, ubicada al centro de una serie de caminos sobre los cuales se aprecian huellas humanas. Las bandas de color azul entrelazadas, representan las nubes como en los viejos códices.
Desafortunadamente, los murales aquí mostrados no pueden ser admirados en su totalidad. Los terremotos de 1985 y 2017 los afectaron en buena parte, y varios fueron desmontados ya y guardados en bodegas especiales, esperando su reincorporación al conjunto.
REFERENCIAS
1 Guillermina Guadarrama Peña. La integración plástica, tres caminos en: https://piso9.net/la-integracion-plastica-tres-caminos/ consultada el 26 de octubre de 2021.
2 Leticia Torres. Integración plástica: confluencias y divergencias en los discursos del arte en México en: https://cenidiap.net › 6abrev-LeticiaTorres consultada el 19 de octubre de 2021.
3 Centro Nacional SCT Patrimonio Artístico. SCT, México, 1988, p. 63.
4 Patrimonio Artístico de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. SCT, México, 1998, p. 66-67.
5 Patrimonio Artístico de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. SCT, México, 1998, p. 87.
6 Centro Nacional SCT Patrimonio Artístico. SCT, México, 1988, pp. 102-123.
BIBLIOGRAFÍA
Centro Nacional SCT Patrimonio Artístico. SCT, México, 1988.
Patrimonio Artístico de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. SCT, México, 1998.
Portada: Cabezas de águila y jaguar, representan respectivamente el cielo y la tierra en la cosmogonía indígena. Patrimonio Artístico de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.