El sector comunicaciones y transportes ante el desafío de la “influenza española” en 1918

El sector comunicaciones y transportes ante el desafío de la “influenza española” en 1918

En palabras del historiador Álvaro Matute, la sociedad mexicana no gozó de estabilidad después de que se dio un nuevo orden institucional con la promulgación de la Carta Magna de 1917, pues tuvo que lidiar con dificultades de diversa índole hasta el año de 1920.1 No obstante, todos esos problemas se volvieron relativos ante la presencia de epidemias, endemias y nuevas enfermedades que no dejaron de afectar a buena parte de la población. De ahí, que el gobierno encabezado por Venustiano Carranza, se viera obligado a diseñar una política de salud que otorgara “presencia al nuevo Estado”, en la atención de males como la fiebre amarilla (que lastraba al país desde 1903 y había recobrado fuerza en 1911), la viruela, el tifo, la sífilis y, desde luego, la “influenza española” de 1918.

La entonces SCOP participó en el suministro de medicinas, útiles e instrumentos sanitarios

Con el avance constante de la llamada “gripe española” que, -en casos extremos, mataba en 24 horas-, hacia la segunda mitad de octubre de 1918, el Consejo de Salubridad General2 se preparó para emitir las primeras disposiciones de contención y, eventual, mitigación de la epidemia. De ellas, las que tuvieron relación directa con el sector de comunicaciones, transportes y obras públicas, determinaron que la Secretaría prestara su apoyo para la suspensión del tráfico ferroviario en las ciudades, puntos y rutas donde había fuentes de infección, particularmente, en los estados del norte, así como, para inspeccionar los trenes de carga y de pasajeros por parte del personal médico facultado, el cual dictaminaría si debían ser rociados con creolina (mezcla de jabón y lejía), para limpiar concienzudamente, carros y vagones, en los que los usuarios “escupían” a bordo, con cierta frecuencia.3

La alta demanda del servicio ferroviario representaba la formación de posibles focos de contagio, tanto en las estaciones como en los interiores de los ferrocarriles. Reproducción autorizada por el INAH.
La alta demanda del servicio ferroviario representaba la formación de posibles focos de contagio, tanto en las estaciones como en los interiores de los ferrocarriles. Reproducción autorizada por el INAH.

La Secretaría trabajó en la campaña de higienización de la Ciudad de México

Asimismo, la entonces SCOP participó en tareas esenciales como la puesta en marcha de la policía sanitaria de puertos, costas y fronteras, en la implementación de reglas de control para los ferrocarriles y tranvías; en la habilitación y reparación de caminos que facilitaran el transporte terrestre, el abasto de alimentos, la movilización de mercancías y, desde luego, el suministro de medicinas, útiles e instrumentos sanitarios, así como en la agilización de los sistemas de despacho y remisión de correspondencia procedente del exterior y en la instalación de estaciones radiotelegráficas que permitieran transmitir información para que la prensa en México, EUA y Sudamérica, la aprovechara.4

Para hacer frente a la influenza española, se contaba con una de las mejores instituciones de salubridad del país, el Hospital General inaugurado el 5 de febrero de 1905; contaba con 32 pabellones para enfermos infecciosos y no infecciosos. Reproducción autorizada por el INAH.
Para hacer frente a la influenza española, se contaba con una de las mejores instituciones de salubridad del país, el Hospital General inaugurado el 5 de febrero de 1905; contaba con 32 pabellones para enfermos infecciosos y no infecciosos. Reproducción autorizada por el INAH.

Por si fuera poco, en materia de obras públicas, la Secretaría trabajó en el canal del desagüe para expulsar las aguas fétidas del valle de México y, con ello contribuir a la campaña de higienización de la capital, además, de participar activamente en el mantenimiento y reparación del panteón civil, del Hospital General y en el de centros e instituciones de beneficencia pública que, por entonces, compartían con las autoridades sanitarias, la atención y cuidado de las enfermedades que azotaban a los mexicanos.

Las obras del Desagüe del valle de México fueron inauguradas el 27 de mayo de 1900. Además de evitar las inundaciones que sufría la capital del país en tiempos de lluvia, desalojaba las aguas negras de la ciudad capital. La Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas vigiló y mejoró durante la epidemia de 1918 su correcto funcionamiento. Reproducción autorizada por el INAH.
Las obras del Desagüe del valle de México fueron inauguradas el 27 de mayo de 1900. Además de evitar las inundaciones que sufría la capital del país en tiempos de lluvia, desalojaba las aguas negras de la ciudad capital. La Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas vigiló y mejoró durante la epidemia de 1918 su correcto funcionamiento. Reproducción autorizada por el INAH.

EL presidente Venustiano Carranza ponderó la enorme labor de la SCOP

En los informes rendidos por Carranza ante el Congreso de la Unión en los años 1917, 1918 y 1919, se refirió enfáticamente, a los “días más críticos y de especial cuidado”, cuando en el país se debieron cumplir “cuarentenas dictadas contra algunos de nuestros puertos por autoridades sanitarias norteamericanas, cubanas e inglesas”, debido a las circunstancias que generaba la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, desde la perspectiva del Ejecutivo, nada de aquello se comparaba con la “lucha emprendida para contrarrestar la amenaza de la enfermedad infectocontagiosa”, que había puesto a prueba a varias de las instituciones de servicio público, sin cuya contribución habría sido imposible llegar “al fin de tan terrible mal”.5

Don Venustiano Carranza, inaugurando junto con Obregón los Establecimientos Fabriles Militares de  en 1917, reconoció el Tacubayavalioso apoyo ofrecido por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas a las instituciones sanitarias, para la atención eficaz y el control de la influenza española. Manuel Ramos. Libro: Fervores y epifanías en el México moderno.
Don Venustiano Carranza, inaugurando junto con Obregón los Establecimientos Fabriles Militares de en 1917, reconoció el Tacubayavalioso apoyo ofrecido por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas a las instituciones sanitarias, para la atención eficaz y el control de la influenza española. Manuel Ramos. Libro: Fervores y epifanías en el México moderno.

Además, Carranza ponderó que “la prosperidad de la nación”, en gran medida, estaba cifrada en “las actividades del ramo de comunicaciones, ya que denotaban el funcionamiento del país, convirtiéndose en índices del desarrollo nacional.” Así pues, para el presidente, la Secretaría prestó en aquellos difíciles días, un “apoyo fundamental para lograr el cumplimiento de las leyes y reglamentos sanitarios que harían sentir en la población su benéfica influencia”. Por ello, no dudó en afirmar que “la reconstrucción social operada en el país, manifiéstase claramente en la SCOP, por su enorme labor de servicio”.6

EL ESTADO MEXICANO EN EL COMBATE DE LAS EPIDEMIAS

Con el objetivo de avanzar eficazmente en el terreno sanitario, se ordenó la organización del Departamento de Salubridad Pública (DSP), bajo la dirección del doctor José María Rodríguez quien, entre sus encomiendas inmediatas, tuvo la elaboración de un Código Sanitario que sirviera como fundamento de operación para dicha dependencia, así como, la integración de un Consejo de Salubridad General (CSG), con capacidad para emitir normas de higiene básica, aplicables en todo el territorio nacional.

Cabe mencionar, que la estructura del DSP quedó integrada por delegados asignados a cada una de las capitales de los estados de la República, al tiempo que se conformaron juntas sanitarias en los municipios. Pese a la necesidad de entrar en funciones de manera rápida, el Departamento de Salubridad comenzó a operar a plenitud, hasta enero de 1918, centrando sus trabajos en el combate a la sífilis.

Si bien, las medidas adoptadas en este frente rindieron algunos éxitos, el desafío mayor para el país, en términos de salud pública, se presentó siete meses después con la aparición de la “gripa española”, debido a que su poder de transmisión y letalidad superaron cualquier previsión de las autoridades mexicanas, e incluso, de varias en el mundo. De hecho, estudiosos de la epidemiología, la historia de la salud y la demografía, han advertido que en la década de 1910 a 1921, México perdió a un mayor número de habitantes a causa de las epidemias que debido a la lucha revolucionaria.

El Nacional publicó sobre el creciente número de muertos por "influenza española".
El Nacional publicó sobre el creciente número de muertos por "influenza española".

REFERENCIAS:

1 Álvaro Matute, Las dificultades del nuevo estado (1917-1920), México, FFyL-UNAM, 1990, p. 306.

2 Investido desde 1917 de plena capacidad jurídica, el Consejo de Salubridad General se erigió como autoridad sanitaria, dependiente del presidente de la República facultado para emitir disposiciones y normas de observancia general en materia de salubridad.

3 Fajardo Ortiz Guillermo, et.al., Perspectiva histórica de atención a la salud en México 1902-2002, México, Organización Panamericana de la Salud, UNAM, Sociedad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina, 2002, p. 29.

4 A propósito de estas obras, Carranza informó en 1918: “Quedó terminada en Chapultepec, D.F., una estación de gran potencia, cuyas antenas están sostenidas por 3 torres de fierro de 165 metros y, por 12, de 42 metros, teniendo un alcance medio de 15, 000 kilómetros, por lo cual es comparable a las europeas y americanas. [También], dotada con los adelantos modernos, se instaló en Iztapalapa, D.F., una estación radiotelegráfica receptora, que recoge despachos de alta potencia del mundo. En Informes presidenciales. Venustiano Carranza, México, Cámara de Diputados-Dirección de Servicios de Investigación y Análisis, 2006, p. 208.

5 Ibídem, pp. 52-53.

6 Ibídem, p. 199.