De salteador de caminos a revolucionario

De salteador de caminos a revolucionario

Nacido en San Juan del Río, Durango en 1878, Francisco Villa creció en una familia de campesinos medieros acasillados en La Coyotada, hacienda donde trabajó como peón desde su niñez hasta su adolescencia.

Doroteo Arango Arámbula nació en Río Grande, el 5 de junio de 1878. Fue presentado ante el Registro Civil el 7 de julio del mismo año, día en que además fue “bautizado solemnemente” en la parroquia del pueblo. Documentos recuperados del libro: En el Centenario del Nacimiento de Francisco Villa.
Doroteo Arango Arámbula nació en Río Grande, el 5 de junio de 1878. Fue presentado ante el Registro Civil el 7 de julio del mismo año, día en que además fue “bautizado solemnemente” en la parroquia del pueblo. Documentos recuperados del libro: En el Centenario del Nacimiento de Francisco Villa.

Desde niño, Villa vivió las fatigas del campo y los abusos de los hacendados

Hijo de los señores Agustín Arango y Micaela Arámbula, aparceros del rancho propiedad de la familia López Negrete, Pancho Villa enfrentó tempranamente, las fatigas del cultivo de la tierra, así como los abusos de los dueños y patrones de las haciendas que, gracias al esfuerzo de los cientos de campesinos a su servicio, se erigían prósperas y productivas.

En los últimos 25 años del siglo XIX, Durango enfrentó guerras y conflictos con “pueblos bárbaros” que dificultaron su gobernabilidad. Pero, debido a su riqueza minera y agrícola, el gobierno pacificó la zona y comenzó una etapa de prosperidad.
En los últimos 25 años del siglo XIX, Durango enfrentó guerras y conflictos con “pueblos bárbaros” que dificultaron su gobernabilidad. Pero, debido a su riqueza minera y agrícola, el gobierno pacificó la zona y comenzó una etapa de prosperidad.

Consideradas durante el Porfiriato como “unidades esenciales para el progreso del campo mexicano”, las haciendas alcanzaron en este periodo grandes extensiones de tierra, cuyo propósito fue trabajarlas intensivamente para la producción agrícola a gran escala, por lo que, latifundistas y funcionarios del régimen implementaron “un modelo de servidumbre”, organizado en funciones y jerarquías que garantizaran la obediencia, el sometimiento y la explotación laboral.1

Junto con las haciendas, la industria minera se consolidó como fuente de desarrollo para Durango. Por ello, el gobierno de Díaz ordenó la construcción de caminos de tierra y de fierro que permitieran el traslado y comercio de sus productos. Fotos recuperadas del libro: Durango Gráfico.
Junto con las haciendas, la industria minera se consolidó como fuente de desarrollo para Durango. Por ello, el gobierno de Díaz ordenó la construcción de caminos de tierra y de fierro que permitieran el traslado y comercio de sus productos. Fotos recuperadas del libro: Durango Gráfico.

Por herir al patrón de la hacienda donde trabajaba, Doroteo se dio a la fuga

De esa época, -según recuerdos de Francisco Villa-, data “la tragedia de su vida”, cuando en la Hacienda de Cogojito, perteneciente a la municipalidad de Canatlán, estado de Durango,2 se dedicaba a la siembra y a quitar la yerba. Responsable del sustento familiar tras la muerte de su padre, el joven Doroteo vivió ahí con su madre y sus cuatro hermanos: Antonio, Hipólito, Martina y Mariana hasta el día en que hirió de tres balazos al patrón Agustín López Negrete por pretender llevarse a su hermana Martina y lastimar “la honra de su familia.”

Francisco Villa interesó a los cinefotógrafos y directores estadounidense que realizaron películas donde “recreaban la dramática vida” del jefe revolucionario. Fotos recuperadas del libro: Con Villa en México.
Francisco Villa interesó a los cinefotógrafos y directores estadounidense que realizaron películas donde “recreaban la dramática vida” del jefe revolucionario. Fotos recuperadas del libro: Con Villa en México.

Con 16 años de edad, Doroteo Arango Arámbula (su verdadero nombre), escapó a la sierra que, desde septiembre de 1894, se convirtió en su casa y refugio debido a la persecución de la policía rural, autoridad encargada de vigilar los caminos y cuidar de asaltos a los distintos pueblos y haciendas.

Con 16 años de edad, Doroteo Arango escapó de los cuerpos policiacos y militares del régimen de Díaz. Foto recuperada del libro: Con Villa en México.
Con 16 años de edad, Doroteo Arango escapó de los cuerpos policiacos y militares del régimen de Díaz. Foto recuperada del libro: Con Villa en México.

“De todos los distritos -rememoraba Villa-, me recomendaron para que me aprendieran vivo o muerto. Me pasaba yendo de la Sierra de La Silla a la Sierra de Gamón, manteniéndome siempre con lo que la fortuna me ayudaba, que casi nunca era más que carne con sal, pues no me atrevía a llegar a ningún poblado, porque dondequiera me perseguían.”3

Se unió a una gavilla de forajidos de caminos

Viviendo a salto de mata durante un año (1894-1895), el joven Doroteo decidió unirse a una de las gavillas de bandoleros que operaban en la sierra duranguense. Pobre, analfabeta y, a partir de entonces, “salteador de caminos”, Francisco Villa4 comenzó una etapa de persecución y encarcelamientos que terminó hasta 1902, cuando fue reclutado por el ejército federal, a manera de “medida correctiva”.

 

CAMINOS DE DURANGO Y CHIHUAHUA, PALMO A PALMO

Como fugitivo recorrió los caminos, senderos, brechas y llanuras duranguenses

Adoptando una vida que lo obligó a recorrer caminos, senderos, brechas y llanuras del centro y norte de Durango, Francisco Villa tuvo que trasladarse al estado de Chihuahua para evadir a las autoridades policiacas y militares empeñadas en capturarlo y enviarlo a la Penitenciaría de Lecumberri, en la Ciudad de México.

Debido a su geografía, Durango tuvo poca obra caminera. Al iniciar el siglo XX, la SCOP trabajó para dotarlo de esta infraestructura. Foto recuperada del libro: Durango Gráfico y Cartografía de Durango, 1899.
Debido a su geografía, Durango tuvo poca obra caminera. Al iniciar el siglo XX, la SCOP trabajó para dotarlo de esta infraestructura. Foto recuperada del libro: Durango Gráfico y Cartografía de Durango, 1899.

A finales del siglo XIX, el norte de México tenía un escaso desarrollo en caminos

Región con escaso desarrollo en materia de caminos, desde la Nueva España y, a lo largo de todo el periodo Independiente, el olvidado norte de México se convirtió para Pancho Villa, en un espacio donde realizar “actividades” como el robo de ganado, la crianza de caballos; peón, gallero y transportista de metales preciosos extraídos de las minas de la zona, particularmente, oro y plata que eran trasladados a las principales estaciones del ferrocarril con destino a los EUA.5

El gobierno de Porfirio Díaz se propuso tender vías de ferrocarril en Durango desde 1882. Sin embargo, fue una década después (1892), cuando el estado contó con este medio de transporte.
El gobierno de Porfirio Díaz se propuso tender vías de ferrocarril en Durango desde 1882. Sin embargo, fue una década después (1892), cuando el estado contó con este medio de transporte.

Sin imaginar que aquella vida, le granjearía amistades y compadrazgos entre los rancheros locales, Francisco Villa fue animado en 1910 a hacer la revolución contra la dictadura de Porfirio Díaz a la cabeza de una partida de hombres armados, cuyo objetivo sería fundar colonias militares.

Movido por el ideal maderista, Francisco Villa se unió a las fuerzas revolucionarias que acabarían “con los caciques y con los dolores del pueblo.” Fotos recuperadas del libro: El verdadero Pancho Villa.
Movido por el ideal maderista, Francisco Villa se unió a las fuerzas revolucionarias que acabarían “con los caciques y con los dolores del pueblo.” Fotos recuperadas del libro: El verdadero Pancho Villa.

Ese momento, en el que “se lanzó a pelear en beneficio de los pobres” quedó guardado en los recuerdos de Villa de la siguiente manera:

“Yo peregrinaba sin descanso [yendo] de Chihuahua a San Andrés, y de allí a Ciénega de Ortiz, para encaminarnos a San Andrés de nuevo, y para andar otra vez nuestro camino de Chihuahua. Viéndome siempre perseguido, manteniéndome siempre oculto, desconfiaba de todos los hombres y de todas las cosas. [Ahí] tuve mis primeras pláticas con don Abraham González, oí su voz invitándome a la Revolución que debíamos hacer en beneficio de los derechos del pueblo, ultrajados por la tiranía y por los ricos. Ahí entendí el pleito que desde años atrás había yo entablado con todos los que explotaban a los pobres, contra los que nos perseguían y nos deshonraban. [Comprendí] que podía servir para algo bueno en beneficio de los perseguidos y humillados como yo, y no sólo para andar echando balazos en defensa de la vida y la libertad.”6

Debido a sus capacidades como estratega, líder y guerrero, Pancho Villa cosechó un buen número de hombres y triunfos para la naciente Revolución. Foto recuperada del libro: Pancho Villa, la construcción del mito.
Debido a sus capacidades como estratega, líder y guerrero, Pancho Villa cosechó un buen número de hombres y triunfos para la naciente Revolución. Foto recuperada del libro: Pancho Villa, la construcción del mito.

Con 32 años de edad, Pancho Villa se unió a las filas de la Revolución

Con amplia experiencia como jinete y conocedor de las sierras, parajes y caminos del sur y occidente de Chihuahua, así como los del centro y norte de Durango, Villa se unió a la bola a los 32 años de edad, logrando en poco tiempo, victorias fundamentales para el triunfo final de la Revolución mexicana.

De muchacho rebelde a brillante coronel, Pancho Villa luchó para que “el gobierno de Madero, puesto por el pueblo” triunfara sobre la dictadura de Porfirio Díaz. Fotos recuperadas del libro: Pancho Villa, la construcción del mito.
De muchacho rebelde a brillante coronel, Pancho Villa luchó para que “el gobierno de Madero, puesto por el pueblo” triunfara sobre la dictadura de Porfirio Díaz. Fotos recuperadas del libro: Pancho Villa, la construcción del mito.

 

 

 REFERENCIAS

1 Friedrich Katz, La servidumbre agraria en México en la época porfiriana, México, Ediciones Era, 1976, pp. 9-12.
2 Martín Luis Guzmán, Memorias de Pancho Villa, en “El hombre y sus armas”, México, FCE, Tomo III, 4ª. edición, 1ª. reimpresión, 2014, p. 31.
3 Ibidem., p. 32.
4 En sus Memorias a lápiz, Villa explicó: “Por aquella época yo era conocido con el nombre de Doroteo Arango. Mi señor padre, don Agustín Arango, fue hijo natural de don Jesús Villa, y por ser ése su origen llevaba el apellido Arango, que era el de su madre, y no el que le tocaba por el lado del autor de sus días. […] Como yo tenía noticia de cuál era el verdadero apellido que debía haber llevado mi padre, resolví ampararme de él cuando empezaron a ser más constantes las persecuciones que me hacían. En vez de ocultarme bajo otro nombre cualquiera, cambié el de Doroteo Arango, que hasta entonces había llevado, por éste de Francisco Villa que ahora tengo y estimo como más mío. Pancho Villa empezaron a nombrarme todos, y casi solo por Pancho Villa se me conoce en la fecha de hoy.”, p. 33.   
5 Pese a que, en 1882, el gobierno federal intentó hacer pasar por Durango al Ferrocarril Central Mexicano y abrir la ruta Durango-Mazatlán, esta vía férrea tuvo que esperar hasta 1900, para que la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas recibiera el proyecto que proponía la construcción de 391 kilómetros de vías.
6 En Memorias de Pancho Villa, pp. 61-62.
 
FUENTES CONSULTADAS:
-José Ángel Aguilar (selección), En el Centenario del Nacimiento de Francisco Villa, México, INEHRM, 1978.
-Miguel Ángel Berumen, Pancho Villa, la construcción del mito, México, Cuadro por Cuadro, Océano, 2009.
-José de la Cruz Pacheco Rojas, Breve Historia de Durango, México, El Colegio de México, FCE, 2011.
-Aurelio de los Reyes, Con Villa en México. Testimonios de camarógrafos norteamericanos en la Revolución (1911-1916), México, Instituto de Investigaciones Estéticas-UNAM, 2010.
-Carlos Fernández, Durango Gráfico, México, Talleres de José S. Rocha, 1903.
-Martín Luis Guzmán, Memorias de Pancho Villa, México, FCE, Tomo III, 4ª. edición, 1ª. reimpresión, 2014.
-Luis Jauregui, Los transportes, siglos XVI al XX, México, UNAM, Océano, 2004.
-Friedrich Katz, La servidumbre agraria en México en la época porfiriana, México, Ediciones Era, 1976.
-Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Ediciones ERA, Tomo 1, 1998.
-Maria Aparecida de S. Lopes, Abigeos, bandidos sociales y “malhechores facciosos”. Criminalidad y justicia en el estado de Chihuahua, 1876-1920, México, El Colegio de México, 1999. 
-Edgar Sáenz López, “Los Rurales. La policía federal del general Porfirio Díaz”, Antropología. Revista Interdisciplinaria del INAH, No. 101 (diciembre), 2016.
-Ángel Rivas López, El verdadero Pancho Villa, México, Instituto Chihuahuense de la Cultura, Ficticia, 2011.
 
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Portada: 2023. Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo, Gobierno de México.